Esta semana nos hemos desayunado con un repentino plan de asfaltado en algunos tramos de la carretera entre Ronda y Ardales, en concreto, en parte de la calzada que se encontraba en peor estado, por lo que nos alegramos bastante.
Lo triste de este asunto es que tengan que producirse una cascada de críticas para que el Gobierno andaluz, con claro tufo electoralista, reaccione y mande las máquinas a asfaltar 7 kilómetros de carretera en pésimo estado, que no todas las zonas en las que la calzada está mal, por lo que seguiremos teniendo baches y ya hay puntos en los que el asfalto comienza a dar síntomas de que pronto necesitaremos que vuelvan estas queridas máquinas, aunque, claro, esperemos que no haya que esperar a otras elecciones para volverlas a ver por nuestras carreteras.
Además, resulta realmente triste que se nos venda esta actuación como una especie de gran logro o regalo de la Junta de Andalucía. ¿Acaso no lo meremos tras llevar años viendo el cartelito de ‘piso en mal estado’? De momento nos han dado un caramelito para callarnos la boca, veremos si era el último de la bolsa.
