Opinión

La Maestranza de Ronda (Andrés Rodríguez / Juan Luis Aguayo)

En las últimas semanas los distintos medios de comunicación de la comarca se han hecho eco del proyecto de festival taurino con el fin de recaudar fondos para las Hermanitas de los Pobres, que promovida por una comisión, se pretendía realizar en la plaza de toros de Ronda.

Al leer algunas de estas noticias, y dado que dicho festival no se va a celebrar, parece como si hubiera un enfrentamiento entre “David y Goliat”, entre las Hermanitas de los Pobres y la Real Maestranza. Es muy fácil tomar partido por las Hermanitas de los Pobres dado el reconocimiento, que justamente, tienen dentro de la población rondeña por la labor que realizan y que además ha estado mantenida en el tiempo, al igual que pasa con las Hermanitas de la Cruz.

Pero, y pese a las dificultades económicas que atraviesan, parece injusto considerar a la Real Maestranza como el “Goliat” de una supuesta e inexistente disputa.

Con independencia de las motivaciones de la comisión que promovía el festejo y de que se considere o no acertada la decisión de la Maestranza, en este tema puntual, y sin entrar en temas taurinos y de gestión, de los cuales no somos conocedores; nos parece oportuno dejar constancia de la labor que, también de forma constante en el tiempo, realiza esta centenaria institución en Ronda.

De un lado, está su aportación continua en el tema relacionado con el turismo, motor económico de nuestra zona. En este aspecto no sólo se mantiene en perfectas condiciones uno de los monumentos emblemáticos de nuestra ciudad, sino que además se mejoran constantemente sus instalaciones.

Contribuye además, de manera clara, a la vida cultural de la ciudad, pongamos como ejemplo de ello la “Semana de la Música”. Y desde un punto de vista educativo, el que como docente más nos toca, hemos de reconocer la importancia de las becas que se conceden a los estudiantes de bachillerato y los premios a los mejores expedientes universitarios, premios con más de una década de historia. En Las enseñanzas medias, estos premios a los mejores alumnos, no solo han supuesto la posibilidad de que estudien algunos de ellos, sino que en general ha sido un estímulo para jóvenes con capacidades que se ven motivados por el premio que se otorga. Esto se pone de manifiesto en la mejora paulatina de las notas medias conseguidas en las pruebas de PAU desde que se conceden estas becas.

Por estas razones, y con independencia de opiniones sobre temas puntuales, nos parece justo reconocer la labor social, cultural y educativa que realiza la Real Maestranza en nuestra ciudad.


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