Jubrique celebró por todo lo alto la X edición de su Concurso de Aguardiente, una fiesta declarada de Singularidad Turística Provincial. El pasado sábado los vecinos y vecinas se echaron a la calle y el municipio recibió la visita de numerosas personas que disfrutaron de las actividades programadas.
En torno a una decena de vecinos participaron en el concurso elaborando el aguardiente en la plaza del pueblo con los alambiques, tal y como se hacía antaño y a la vista de todos. Esta fiesta es una apuesta de Jubrique por mantener vivas sus tradiciones, ya que con esta celebración se pone en valor y se da a conocer esta bebida, que desde hace siglos se viene elaborando de manera artesanal en el pueblo.
El programa de actividades para la jornada se inició a las 11:30 horas con la apertura de un mercado gastro-artesanal en el que se ofreció a los asistentes todo tipo de productos creados en el entorno. Pasado el mediodía, en la Plaza de Andalucía, los participantes en el concurso dieron comienzo a las destilaciones de aguardiente y la charanga ‘Fu-Remol’ contribuyó a animar el ambiente con una ruta que recorrió los diferentes bares del pueblo. Por la tarde se realizó un pintacaras infantil y tuvo lugar la actuación de la zambomba flamenca de Jerez ‘Coro Abuela María’. Seguidamente se desarrolló la degustación de buñuelos con chocolate y aguardiente, con la participación imprescindible de un grupo de vecinas de Jubrique, y la música continuó con el grupo ‘Kalima’. Después tuvo lugar la entrega de premios y la jornada se cerró con las actuaciones de ‘Revolushow’ y el dj ‘Mr Gody’.
En cuanto a los ganadores, en la X edición del concurso el mejor aguardiente fue el elaborado por Manuel Márquez Benítez, seguido por el licor de José María Sierra Escudero. En tercera posición quedó el aguardiente de José Aguilar Aguilar. Además, se hizo entrega del reconocimiento al rincón más bonito del pueblo en estas fiestas, que recayó sobre la calle Fuentes, una mención que fue recogida por la vecina Remedios Aguilar.
A la hora de calificar los aguardientes, el jurado tuvo en cuenta una serie de parámetros como son: la graduación alcohólica, que debía situarse en 40º con un pequeño margen de error, el color, el olor y el sabor. El aguardiente se consigue mediante la realización de un proceso químico básico en el que se calienta mosto para evaporar su alcohol, que después se enfría para adoptar un estado líquido. Resumiendo el proceso, es necesario comenzar introduciendo en el alambique mosto para su primera destilación, consiguiendo así alcohol de alta graduación. A continuación se pone la matalahúva en el interior del alambique y se le añade el alcohol resultante para realizar una segunda destilación. En este punto es necesario desechar el primer licor y el último para aprovechar el que sale en mitad del proceso. Por último, sólo falta añadir agua para rebajar la graduación alcohólica y situarla en unos 40 grados. Para obtener un litro de aguardiente son necesarios alrededor de siete litros de mosto.
Jubrique tiene una larga tradición en la elaboración de aguardiente. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando alrededor de las tres cuartas partes de los campos de la localidad eran viñedos. Se conoce que durante aquella época llegó a haber unos 70 alambiques repartidos entre el pueblo y sus alrededores. Desde aquel entonces el licor es reconocido por su calidad en muchos puntos de la geografía, hasta el punto de que para referirse al pueblo, los foráneos lo hacían como ‘Jubrique el del aguardiente’. Con el paso de las décadas, la llegada de la filoxera y con el trabajo de elaboración y comercialización de este licor en manos de destilerías profesionales, la actividad se vio gravemente mermada. En este punto cabe destacar que en los últimos años, gracias a la puesta en marcha del concurso de aguardiente, varios vecinos se han animado a comenzar a destilar lo que, sin duda, contribuirá a perpetuar en el tiempo el proceso de elaboración tradicional de este licor.