Me prometo no volver a tocar la política, elimino de mis redes todo rastro en una limpieza neurótica y aquí me tienen, ensuciándome de nuevo las manos de mierda, que no del fango de Umberto Eco que parece haber descubierto Pedro-quédate en su nueva cruzada a la reconquista de esa inmensa mayoría de españoles a los que manipula con exquisito ingenio y a los chupa-culos que sin Pedro-te quiero no hay nómina.
No voy a entrar en la carta, (propia de un culebrón venezolano con fondo musical de José Luis Rodríguez, no el Zapatero, que tiene TODO que ver en esta ESPISTOLA casposa y pestilente de la mafia sanchista al pueblo analfabeto, sumiso e inculto, sino del Puma; aquel que cantaba voy a perder la cabeza por tu amor).
Mucho me temo que esta declaración de ternura y victimismo lanzada a la red antiséptica X (como es propio de alguien de su nivel) es el preámbulo de una escalada de poder, un acojonamiento ante Israel y su Pegasus o quizás un recrudecimiento del comunismo piojoso, chulo y camorrista que con excelencia maneja el capo Pedro-quédate y que España consume como tinto de verano.
Cualquiera que sea el objetivo del misil penoso y lúgubre coloca a España de nuevo ante el bochorno y el ridículo internacional con un congreso de diputados a la altura de barrios marginales dominados por el crimen, la prostitución y la droga, donde el favoritismo, el compadreo y la chusma sustituye a la cultura, la enseñanza y decapita de raíz la propuesta de una formación académica para obtener un puesto o cargo profesional merecido.
Begoña Gómez, la doncella por la que gimotea el Capo en su hortera prosa nos recomienda que con influencias, trapicheos y negocios basura el camino es más corto, rentable y menor el esfuerzo.
Cierto, no merece la pena meterse en esta ciénaga de miserables, corruptos y depravados que han tomado este país venido a menos, o, a nada, pero hay cosas que te toca la vena sensible, la sana, la enferma y la cabrona y al final, acabas por desbaratar lo prometido.