Que el principal partido de la oposición confíe toda su estrategia política en poner en manos de los juzgados los proyectos del equipo de gobierno y en esperar que las inversiones no avancen, no parece que sea muy buena idea como táctica para alcanzar la alcaldía rondeña. Esto, con lo que estaría de acuerdo hasta la persona más inexperta en gestión política, no termina de verlo muy claro nuestro inefable Cañestro.
Y es que quien aspiraba a ser alcalde y se quedó en “casi” -afortunadamente, según estamos comprobando- se ha encontrado esta semana con la peor noticia que podía recibir alguien que identifica su propio éxito político con un posible fracaso del gobierno municipal, sin darse cuenta de que lo verdaderamente importante es progreso de nuestra ciudad, venga de donde venga. A estas alturas del artículo, habrá adivinado ya el lector que la noticia a la que me refiero es el sobreseimiento de la denuncia de la estación de autobuses.
No, Paco. No ha sido una buena noticia para Ronda que durante cinco años un juzgado rondeño haya tenido abierto un expediente como consecuencia de una denuncia ante la fiscalía que salió del grupo municipal socialista, según reconoció en su día la propia Aguilera en una rueda de prensa. La buena noticia ha venido esta semana, cuando ese mismo juzgado la ha archivado tras decir que “no se aprecia la concurrencia de indicios del delito investigado”, archivo que, además, había pedido el fiscal hasta en dos ocasiones. La buena noticia es que el PSOE rondeño no podrá seguir asustando a los inversores ni paralizando el proyecto.
Todos nos hemos preguntado por qué Cañestro no ha ofrecido aún ninguna explicación de lo ocurrido, ¿Por qué se esconde? Llama poderosamente la atención la actitud pueril y cobardona del “casi-alcalde”, que ha estado tirando piedras y ahora esconde la mano. Tras acordar el juzgado el archivo de la denuncia, su única reacción ha sido quitarse de en medio, no dar explicaciones ni a propios ni a extraños y parapetarse detrás de la figura de Aguilera que, ejerciendo de portavoz sustituta, vino a decir en una improvisada rueda de prensa algo tan hilarante -y tan ridículo-, como que la denuncia se había archivado «pero sólo un poquito». Qué fácil le hubiera resultado al Grupo Municipal socialista reconocer el error, pedir perdón y alegrarse de que una infraestructura tan importante para nuestra ciudad esté más cerca de ser una realidad.
Cañestro en su frustración, primero trató de vender a los rondeños durante todo este tiempo que el proyecto no era legal; pero tras el varapalo de los juzgados rondeños archivando la denuncia, en lugar de reconocer su obstinación y su error, los socialistas ahora cambian el argumento y, sin inmutarse, nos dicen: “de acuerdo, no será ilegal, pero es muy feo…”.
El problema -problema para él, claro está- es que todos sabemos que tanto “la legalidad” como “la estética” a Cañestro le importa entre poco y nada, y que lo único que pretende es paralizar cualquier proyecto que salga del actual gobierno municipal, aunque ello choque frontalmente con el interés de Ronda y los puestos de trabajo de los rondeños.
Quién nos iba a decir que íbamos a echar de menos los días en los que el candidato socialista dedicaba la mayor parte de su tiempo a ser el «mocito feliz» de la política rondeña… Al menos entonces no hacía daño a los trabajadores y sus familias.