El cielo nos regala en ocasiones extraordinarios espectáculos como, por ejemplo, son las lluvias de estrellas y los eclipses de Sol y de Luna. Pero también existen otros que sólo se pueden contemplar en determinadas zonas de nuestra geografía terrestre y, entre ellos, tenemos las auroras polares y el sol de media noche. Siendo de estos dos fenómenos de los que vamos a hablar a continuación, y que, si bien son frecuentes, sólo se dan en los casquetes polares.
Auroras boreales y auroras astrales
Las auroras son un fenómeno astronómico-meteorológico que se produce por interacción de partículas del viento solar, eléctricamente cargadas, con los átomos de las altas capas de la atmósfera terrestre, produciendo como nubes luminiscentes (fundamentalmente verdes o rojas). Tienen lugar cuando el viento solar es más intenso, y son visibles en las zonas polares, porque hacia allí son dirigidas dichas partículas por el campo magnético de nuestro planeta. Y son visibles durante las prolongadas noches las regiones próximas a los polos, aunque en ocasiones muy particulares pueden llegar a observarse en zonas intermedias entre los polos y el ecuador, como la que pudo verse en España en 1938 (en plena Guerra Civil). Las del Hemisferio Norte se llaman auroras boreales, y las del Sur, auroras australes.
Sol perpetuo (Las 24 horas)
Se conoce con el nombre de «Sol de Medianoche» al extraordinario espectáculo de poder ver el sol en el cielo a las 00:00 horas (media «noche» geográficamente, hablando del lugar). Aunque lo cierto es que el Sol no se oculta en ningún momento durante las 24 horas, realizando en ese período un giro completo (360 grados)alrededor del horizonte de ese lugar. Esto se da en los dos casquetes polares, a partir del Círculo Polar correspondiente, y sobre todo, en los días próximos (anteriores y posteriores) al comienzo del verano boreal o austral, alternativamente.
Ni que decir tiene que, también de forma alternativa, se produce todo lo contrario: una noche perpetua (el Sol no sale durante las 24 horas), cuando el correspondiente casquete polar están en los días próximos (antes o después) del comienzo del invierno propio del mismo. Momentos en que comienza el turno de las auroras, siendo ambos fenómenos muy atractivos para un cierto sector del turismo, amante de los acontecimientos raros, naturales y astronómicos.
Distintas apariencias
El cielo se ve de forma diferente según el lugar: Debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra, respecto del plano de la eclíptica (23,5 grados), y que «siempre» está dirigido a un mismo punto del espacio (aproximadamente hacia la Estrella Polar en nuestra era histórica, aunque tiene un ciclo de variación de unos 26.000 años). Por esa inclinación que podemos considerar «fija», repetimos, la observación del cielo es muy particular según la latitud en que nos encontremos dentro de la superficie terrestre, así como en cuál de los dos hemisferios nos hallamos, pues funcionan ambos como si de un espejo se tratara un respecto del otro:
Para comenzar, mientras que en el Hemisferio Norte el cielo parece girar alrededor de la Estrella Polar en sentido anti-horario, en el Hemisferio Sur lo hace en sentido horario. El Sol sale de izquierda a derecha en el Norte y de derecha a izquierda en el Sur (aunque en ambos casos sale por el Este y se pone por el Oeste).
En los polos el cielo parece girar alrededor de nuestras cabezas y existen constelaciones (zonas del firmamento) que sólo son visibles en uno de los dos hemisferios. Otras, dependiendo de la época del año, son visibles, alternativamente en uno o en otro hemisferio.
Mientras, si nos encontramos en el ecuador, veremos todas las constelaciones a lo largo del año, viéndolas evolucionar, las correspondientes a cada noche, en arcos de 180 grados perpendiculares al eje norte-sur, pasando el mayor justo por encima de nuestras cabezas.