La denuncia por el proyecto de la nueva estación contra el equipo de gobierno está trayendo a Cañestro y los suyos más sinsabores que alegrías.
A estas alturas de la historia se preguntan en la calle Chica en qué estaba pensando el candidato Paco y adláteres, cuando se tragaron enteritas las peregrinas teorías del arquitecto que inició el proceso judicial, y decidieron que el PSOE rondeño asumiera como propias las graves acusaciones de prevaricación que lanzó contra el PP, una denuncia tan inconsistente que hasta el propio fiscal ha pedido su archivo.
Porque fue este arquitecto -junto a otro señor que, aunque también firmaba, ni pincha ni corta en toda esta historia- quien inicialmente firmó la denuncia ante la fiscalía de Málaga, no el PSOE. Pero una vez abierto el procedimiento, los socialistas rondeños comandados por el candidato Paco se presentaron ante la opinión pública como los impulsores de la denuncia, porque creyeron que podrían sacar mucho provecho a esta artimaña judicial, no sólo por la basura que acto seguido arrojarían sobre adversario político, sino principalmente por la paralización que esperaban conseguir de un proyecto en el que el PP había depositado mucha ilusión. Lo que ocurrió después ya lo sabemos: tal mazazo han recibido los socialistas tras la petición de archivo de la denuncia por parte del fiscal, que no han sido capaces de abrir la boca ni para pedir perdón.
No había que echarle mucha imaginación al asunto para intuir que este despropósito judicial no iba a terminar bien. Y es que, para que todos nos situemos, el artífice y firmante de la denuncia fue el mismo señor que propuso como alternativa al tránsito peatonal del Puente Nuevo, la ocurrencia de construir un puente colgante de doscientos ochenta y dos metros de largo, desde la Plaza del Campillos hasta el Parador. Ahí es nada. Cuando alguien piensa en una imagen icónica de Ronda, inmediatamente se le viene a la cabeza la visión del Tajo y el Puente que se disfruta desde el Arco del Cristo; pues bien, la principal consecuencia de este engendro de la ingeniería civil sería, precisamente, que impediría la visión del Puente Nuevo desde la Hoya del Tajo.
Si éstas son las personas que asesoran al candidato socialista, no parece que merezca mucha confianza el proyecto político que tratan de vender a los rondeños.
Por ello y visto lo visto, lo peor no es el daño que unas acusaciones falsas puedan hacer sobre políticos y funcionarios municipales; ni siquiera las ocurrencias esperpénticas y absurda como el proyecto de puente. Lo peor es que haya partidos que, a falta de solvencia y preparación, se sirvan de visionarios del más variopinto pelaje para asesorarse en sus proyectos políticos.
