Los famosos Apolos pasaron a la historia. Atrás quedaron aquellos momentos inolvidables, para los que tuvimos la suerte de vivirlos, en que Niel Armstrong posaba su pie en la Luna, con cierto temor, tanteando su superficie, nunca antes hoyada por ningún ser humano (y tal vez jamás por ningún ser vivo, ni terrestre ni extraterrestre). Mientras pronunciaba la histórica frase, de todos conocida: «Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la Humanidad».
Luego le siguió Buzz Aldrin, y juntos los dos colocaron la bandera de los EE.UU. y algunos aparatos de medida en la superficie lunar, dejando llena de sus huellas la zona próxima alrededor del lugar de alunizaje del módulo lunar, como también dejaron allí parte del mismo, cuando emprendieron el ascenso hacia el módulo de mando qué, tripulado por Michael Collins (el ser humano más solitario del Universo durante el tiempo que sus compañeros estuvieron en la superficie de nuestro satélite) les esperaba en órbita lunar. Y regresaron los tres, sanos y salvos a la Tierra, cumpliéndose así, con gran éxito, la misión Apolo XI.
Más tarde, otras misiones Apolo tripuladas tuvieron también cumplidos éxitos en la Luna, hasta el Apolo XVII, cuando se suspendieron los viajes a la Luna. Exceptuando al Apolo XIII, que tuvo que regresar a la Tierra sin cumplir su misión, tras circunvalar la Luna, debido a una explosión en un tanque de oxígeno. Incidente que hizo famosa la conocida frase: «Houston, tenemos un problema».
Fueron pues siete las misiones Apolo destinadas a llevar hombres a la Luna y, si exceptuamos el Apolo XIII, seis misiones tripuladas amerizaron en nuestro satélite, con un par de astronautas cada una, por lo que un total de 12 personas han puesto los pies en la Luna hasta la fecha. Y ello tuvo lugar entre los años 1969 y 1972.
De nuevo a la Luna con Artemis
Según la Mitología Griega, Apolo era el dios de las artes, el arco y la flecha, y Artemisa era la diosa de la caza. Ambos eran hermanos mellizos (gemelos dicen algunas crónicas, pero eso no era posible ser al ser de diferentes sexos), hijos de Zeus y Leto y, por lo que parece, los dos compartían, en mayor o menor grado, la afición de la caza.
Sabido es que gusta de utilizar nombres de dioses mitológicos en Astronomía y Astronáutica y, no podía menos que aplicarse los nombres de estos dos dioses mellizos a otras dos misiones espaciales, también hermanas, aunque separadas en el tiempo, como son Apolo y Artemis.
Pero, al margen de estos datos curiosos, y centrándonos ahora en lo puramente científico y real, después de varios intentos fallidos, por diferentes circunstancias, la misión Artemis I despegó del Centro Espacial Kennedy (en el sur de Florida, EE. UU.) el pasado miércoles 16 de noviembre de 2022, a las 06:47:44 UTC, mediante un gigantesco cohete de casi 100 metros de altura (el más potente del mundo hasta la fecha), denominado SLS (Space Launch System), que portaba las diferentes etapas capaces de poner en órbita terrestre (primero), encaminarse a la Luna después, circunvalarla un número no definido de veces y regresar a la tierra la nave útil, propiamente dicha: Orión.
Se trata de una misión no tripulada que servirá de prueba del mega cohete SLS y de la cápsula Orión, y como «preparación del camino», y del centro de Control de Cabo Cañaberal, antes de llevar (de nuevo) seres humanos a la Luna.
El complejo aeronáutico, después de dar una vuelta a la Tierra, emprendió viaje a la Luna, aunque no aterrizará en ella, sino que permanecerá en órbita alrededor de nuestro satélite un tiempo no prefijado de antemano (entre los días 6 a 23 desde su lanzamiento). Y la misión, en total, podría alargarse hasta 42 días (o una media de 25).
La trayectoria Tierra-Luna-Tierra será en forma de 8 tumbado o símbolo de infinito (∞), por lo que sus giros en torno a la Luna serán en sentido retrógrado.
Se calcula que en todo ese tiempo, la capsula Orión podría llegar a recorrer unos 2 millones de kilómetros, y alcanzar una distancia record para una misión adaptada a ser tripulada: unos 450.600 kilómetros de la Tierra (alrededor de 64.000 kilómetros más allá de la Luna).
La reentrada terrestre tendría lugar a una velocidad de unos 40.000 kilómetros por hora, y tendría que soportar una temperatura generada por el roce con la atmósfera de alrededor de 2.760 grados centígrados, amerizando finalmente en el Océano Pacífico.
Y finalmente, desde el punto de vista económico, decir que el coste, sólo de esta primera etapa del proyecto Artemis (Artemis I), costará sobre 93.000 millones de euros.
Pero el proyecto total se alargará durante una década, y en ella (si Artemis I finaliza con exito) se prevé que 2 años después, Artemís II realizará un trayecto similar a Artermis I, pero tripulada para, en una tercera misión (posiblemente en 2025), puedan caminar sobre la Luna la primera mujer y la primera persona de color.
Y, más allá de esta fecha, se prevé la instalación de dos bases permanentes en nuestro satélite, además de una estación orbital en torno al mismo. Todo ello con vistas utilizar la Luna para viajes «rutinarios» y como plataforma para futuros viajes a Marte y otros lugares de nuestro Sistema Solar.