Decía mi abuela “no sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió”. Esta semana hemos conocido que la denuncia que un empresario interpuso contra la alcaldesa y la delegada de Contratación ha sido archivada, tras entender el juzgado que no había delito alguno.
Se preguntarán ustedes qué tiene que ver esto con lo que decía mi abuela; pues les explico. Cualquiera que se tope alguna vez en redes sociales con las publicaciones del PSOE rondeño habrá comprobado cómo estas semanas pasadas han repetido hasta la saciedad, una y otra vez, que esas dos responsables municipales habían sido imputadas, o como se dice ahora, investigadas. A cualquiera que tenga un mínimo de memoria y de sentido crítico lo primero que se le habrá venido a la cabeza es que, precisamente esos que no desaprovechaban una ocasión para quejarse amargamente de que no se haya respetado la presunción de inocencia del hoy candidato socialista durante los años en los que estuvo procesado, sean los primeros que, abiertamente, proclamen a los cuatro vientos la “presunción de culpabilidad” de dos personas inocentes.
Hay determinadas actitudes del candidato que pese a ser criticables, resultan hasta graciosas, por ridículas: por ejemplo, ese incontrolable impulso de fotografiarse con cualquiera o de asistir a un acto público en el que se pueda colar en primera línea de foto, al más puro estilo “Mocito Feliz”, del que hablábamos la semana pasada. Pero hay otras actitudes que tienen menos gracia. Desde que el candidato regresó a la vida pública no ha dudado en vendernos la imagen de un personaje injustamente vilipendiado al que, por fin, se le acaba de hacer justicia. Por eso resulta completamente incomprensible que una persona que conoce de primera mano el daño público que puede hacer una denuncia injusta, no solo no extreme el cuidado desde las publicaciones de su partido, sino que en su lugar mire hacia otro lado cuando este perfil contribuye abiertamente a la difusión de tales bulos.
Es evidente que no todo vale para arañar un voto. Resulta preocupante la deriva que está tomando el PSOE, que cada vez se parece menos a un partido centrado que en lugar de buscar lo que nos une, se esfuerza en escudriñar en aquello que nos separa. Sin ir más lejos y al hilo de esta cuestión, somos muchos los que nos hemos preguntado esta semana qué podemos esperar de una izquierda a la que sus ansias de tocar poder le lleva a intentar rascar un voto incluso el día de los Santos Difuntos, en pleno cementerio. Tela.
El candidato socialista ha perdido esta semana varias ocasiones, todas magníficas, para marcar distancias entre su partido y estos recursos mezquinos, y para alegrarse, por ejemplo, de que los vecinos de “El Fuerte” hayan visto finalmente terminada unas obras que la barriada necesitaba como agua de mayo. Y también, de paso, para mostrar públicamente respeto por esa presunción de inocencia que siempre pidió para sí, pero que se niega a reconocer en sus adversarios una vez que se conoce la verdad.