“¡Luz. Más luz!”, como expresó momentos antes de morir el literato alemán Johann Wolfgang von Goethe, es lo que recibirá Genalguacil durante los días 7, 8 y 9 de octubre con la celebración de una nueva edición de LUMEN. Este proyecto de arte público, iniciativa de T20 Proyectos, es un desarrollo que nació del diálogo con la gente y el pueblo, que pretende generar fórmulas no transitadas en las que la luz es elemento central. En Lumen III, los artistas protagonistas son Elvira Amor (Madrid, 1982), Alfonso Albacete (Málaga, 1950) y Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, 1937).
Esta edición de LUMEN viene marcada por una disolución de fronteras. La realidad cotidiana entra en nuestros hogares por la vía de lo catódico o lo digital con una fuerza avasalladora y trae la inquietud de la crisis energética en medio de la idea de un mundo que se debate por su propia subsistencia. Una nueva hibris, una descomunal desmesura que disuelve las fronteras entre realidad y ficción planteando un futuro entrópico y cabalga a la grupa de los jinetes apocalípticos. Las últimas palabras de Goethe poco antes de morir el 22 de marzo de 1832 en Weimar fueron “¡Luz, más luz!”. Es una exclamación que siempre viene bien, pero hoy más que nunca necesitamos más luz para discernir en cuál de los terrenos nos movemos ante la pujanza de la mentira como nueva verdad espuria, la herramienta del mal, lo que últimamente hemos llamado posverdad.
Sin embargo, es en el origen de la filosofía donde se genera la metáfora de la luz como forma de apegarse a la verdad o alejarse de ella, en el mito de la caverna platónica: los que ven las proyecciones, las sombras y la realidad. Atrapados en la prisión de la apariencia vivimos de la doxa, la opinión de otros, sumidos en sombras y proyecciones en la performance ideada por Platón. Necesitamos la experiencia directa con la realidad para ser libres. En un mundo de dispositivos electrónicos que nos transmiten, mediante la luz eléctrica y sus sombras, la ficticia realidad, encaramos la verdad a través de la luz natural en tres niveles de proyección, a modo de homenaje al mito de la caverna.
Pintura, escultura y performance entre reflejos lumínicos
La luz es un soporte, pero puede ser también una técnica, un motivo… incluso puede ser todo en una obra de arte ante la evidencia de que la pintura a lo largo de la historia es casi imposible sin luz, como lo es la fotografía, la escultura o cualquier proceso de impresión, acción o edición. Si en las dos ediciones anteriores (2019 y 2020-2021) la luz eléctrica ha primado en los proyectos, el contexto actual nos lleva a plantear una visión más abierta ‘desenchufando’ la línea para mirar a la pintura y escultura en Elvira Amor y Alfonso Albacete, y a performance en Isidoro Valcárcel Medina. En las tres propuestas laten percepciones distintas, líneas de pensamiento divergentes y generaciones diversas, lo que enriquece le contenido de un proyecto destinado a durar en el tiempo y a construir un imaginario abierto para un lugar como Genalguacil que, desde tantos puntos de vista, es luz.
Podemos adelantar que Elvira Amor trabajará en las fronteras de las dos técnicas mencionadas incorporando una pieza amarilla a la arquitectura del pueblo. Por su parte, Alfonso Albacete jugará con los reflejos y las reflexiones de la luz. Y, por último, la performance de Isidoro Valcárcel interactuará con la impresión. Se van a desarrollar proyectos ideados para Genalguacil Pueblo Museo sin pervertir la identidad del municipio. Siempre, como en cada cita cultural, manteniendo las raíces de pueblo blanco y que las obras no se impongan a los vecinos, simplemente que dialogue con los espacios para su incorporación en el trazado con total naturalidad.