Desde el proyecto del Paseo de los Ingleses, pasando por la cubierta de la Colegiata Santa María la Mayor, el proyecto de los Jardines de Cuenca, la reforma del Teatro Romano de Acinipo o la restauración del histórico Camino del Albacar. Este rondeño ha dejado su sello en zonas históricas de la ciudad, respetando siempre la estética y la solera de cada lugar.
Actualmente está inmerso en en proyecto de reforma integral de la Alameda del Tajo. Este trata de recuperar y potenciar la atmósfera romántica de los jardines ilustrados del XIX.
Eres el arquitecto más afamado de la ciudad actualmente. ¿Cómo te definirías tú y el trabajo que haces?
Muchas gracias por tus palabras. No es fácil definirse uno a sí mismo, pero quizá, como arquitecto, considero que podría incluirme en el grupo de los arquitectos que trabajan desde un enfoque humanista de la profesión y, por qué no, también de la vida. Me interesa más la arquitectura desde cómo se viven los espacios, qué significado tienen, qué aporta a la identidad de las personas o qué aporta a la sociedad más que las cuestiones formales o constructivas que, sin duda, también son importantes. Me interesa más cómo se vive la arquitectura que cómo es.
Has realizado numerosas obras arquitectónicas tanto para la ciudad como para otras localidades. ¿Con cuál te quedas?
Nunca sé qué responder a esa pregunta… He tenido la suerte de poder realizar trabajos de cierta relevancia en Ronda y de intervenir en espacios muy sensibles tanto para la ciudad como para el territorio. Siempre recuerdo con mucho cariño el proyecto del Paseo de los Ingleses porque fue mi primera intervención en un espacio público y el germen del enfoque que hoy en día doy a mi profesión. Pero igualmente recuerdo con mucha intensidad el proyecto de las Cubiertas de Santa María mediante el cual se pudo aportar una nueva visión de la ciudad y el paisaje. También disfruté mucho en los Jardines de Cuenca, o en cualquiera de los caminos históricos que rodean la ciudad. Recientemente hemos terminado los trabajos en el Teatro Romano de Acinipo, otra de las experiencias profesionales que sin duda han marcado mi carrera profesional.
Uno de los proyectos más conocidos fue sin duda la recuperación del Camino de Albacar. ¿Que supuso para tí dicho proyecto?
El Camino del Albacar es el proyecto que más alegrías nos ha dado. No solo por el hecho de poder trabajar en un espacio único y singular para ponerlo en valor sino que además ha sido reconocido con el Premio Málaga de Arquitectura 2020 concedido por el Colegio de Arquitectos de Málaga, ha recibido una Mención en los Premios Andalucía de Urbanismo de la Junta de Andalucía, ha sido incluido en la Guía de Arquitectura Contemporánea de la Provincia de Málaga y ha sido publicado en revistas especializadas de tirada nacional.
Para mí, recibir estos reconocimientos supone la confirmación de que la línea de trabajo que llevamos a cabo en el estudio contempla valores que otros pueden reconocer y apreciar y esto se materializa en un importante refuerzo de la confianza en el trabajo que realizamos día a día.
Actualmente has sido nombrado como el encargado de diseñar el proyecto de reforma integral de la Alameda del Tajo, ¿como lo afrontas?
Me hace muchísima ilusión y me siento muy afortunado por poder realizar este trabajo. Igualmente siento una enorme responsabilidad, pero me tranquiliza la convicción de que el proyecto aportará una mirada sensible sobre este espacio tan significativo para la ciudad.
¿Qué cambios van a percibirse en la Alameda del Tajo tras la reforma?
El proyecto trata de recuperar y potenciar la atmósfera romántica de los jardines ilustrados del XIX. No cambios a nivel estructural ya que se trata de un proyecto de conservación y consolidación del espacio existente. Quizá el cambio más perceptible será el del pavimento de mármol gris del paseo central que será sustituido por un pavimento de adoquines de mármol formando un mosaico. Pero es importante no olvidar que la intención del proyecto es la de potenciar los elementos vegetales que componen el jardín y las increíbles vistas a la sierra y a la Hoya del Tajo.
Sobre la ubicación de la entrada de la Alameda del Tajo, ¿propone otra alternativa?
Aunque a los rondeños nos parezca normal acceder a la alameda por las entradas laterales porque siempre ha sido así, parece lógico pensar que la entrada más natural e intuitiva debiera ser por la prolongación del paseo central, es decir, por la glorieta donde actualmente se sitúa la estatua de Pedro Romero. Se propone una nueva entrada conservando además las dos entradas actuales. Esto es algo que está recogido en el proyecto y, por tanto, autorizado por las distintas autoridades patrimoniales, pero la última palabra la tienen las autoridades locales.
¿Tienes pensado otros proyectos de futuro para la ciudad?
Yo siempre muestro mi disponibilidad para trabajar en los proyectos que se me ofrecen desde el ayuntamiento porque considero un auténtico privilegio poder intervenir en esta ciudad a la que tanto amo. En estos momentos estamos trabajando en varios proyectos de consolidación y mejora de algunas calles del conjunto histórico de la ciudad.
¿Que es lo que más te gusta de tu trabajo?
Lo que más me asombra de la arquitectura es la capacidad de transformación no solo de los edificios o los espacios públicos sino también de la manera de vivir de las personas. Me fascina observar la influencia que la arquitectura tiene en las vidas de las personas y su capacidad para mejorarla.