Hasta hoy llevaban en muchos casos más de cuatro meses sin verse. Han estado, tanto profesores como alumnos, obligados a conectarse a través de Internet -en muchas ocasiones sin contar con los dispositivos adecuados ni actualizados- para poder seguir las clases virtuales. Durante el confinamiento se han visto las caras a través de una fría pantalla para poder seguir las clases diarias, con un maestro que tampoco estaba formado adecuadamente para ello. Nunca se habían enfrentado a una situación igual y es comprensible.
Pero al final lo han logrado, han podido finalizar el curso desde sus casas, e incluso muchos de ellos con notas muy destacadas: muchos notables y sobresalientes se han registrado en este curso, y todo por voluntad propia. Eso quiere decir que la pandemia no les ha parado y han luchado contra ella con sus libros, apuntes y exámenes virtuales. Unos escolares que han demostrado su responsabilidad y compromiso para vencer al coronavirus con su esfuerzo personal, diario y confinado.
Ahora ha llegado el fin de curso. Los colegios están cerrados y no se pueden celebrar las habituales fiestas de despedida. Pero pese a ello, y como ejemplo que extensible a todos los estudiantes rondeños, alumnos del colegio concertado Fernando de los Ríos no se han resignado a poder despedirse de su profesoras y compañeros.
Dos clases de cuarto, se han citado en un parque próximo al colegio. Allí le han entregado el tradicional regalo de agradecimiento a su maestra, en un ambiente muy emotivo.
La pandemia no ha acabado con nuestra gratitud hacia las personas que nos forman.