El Museo de Arte Contemporáneo Fernando Centeno de Genalguacil acogió la inauguración de la exposición ‘Serendipia, el azar buscado’, una muestra comisariada por Antonella Montinaro que recoge obras de Mercè Luz y Paloma Navares.
La comisaria explicó que “una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta y de manera accidental. En el caso de Mercé Luz y Paloma Navares, podríamos hablar de ‘destino visual’, en el que el proceso fisiológico de la pérdida de visión, entre muchas otras cosas, interviene en la mirada y en los mecanismos creativos de estas artistas”.
Artista multisciplinar, Paloma Navares es creadora de un lenguaje plástico propio caracterizado por el uso de nuevas tecnologías, la utilización del espacio, la luz y la integración de diversas técnicas. En su trayectoria, la instalación artística, caracterizada como una hibridación de medios, soportes y tecnologías, abre una perspectiva de percepción de la obra de arte entendida como una experiencia de reflexión entre la artista y el público. La hibridación es evidente en las piezas de Navares, capaz de sintetizar comportamientos de la pintura, la escultura, la pintura o desarrollos ambientales, instalaciones en las que integra el vídeo o el sonido.
En ‘Canto a un árbol caído’, quizá la obra más significativa de Paloma Navares en la exposición, la artista establece un diálogo con la naturaleza utilizando el árbol y el fuego como metáfora del ser humano erosionado y moldeado por el paso del tiempo, personal e histórico. Nos deja el testimonio cargado de la belleza agridulce que poseen muchas de sus obras, materializadas a través de la frialdad de las tecnologías actuales. La naturaleza, salvaje y caótica, es marcada e intervenida.
Por otro lado, las obras de Mercé Luz son fruto del coleccionismo de recortables vintage, juguetes para niños, puzzles de obras famosas cuyas piezas encajan perfectamente en un orden casual. El espacio de creación artística también en su caso es el de la soledad y el aislamiento, un espacio neutral y simbólico que se transforma en una especie de portal o dimensión que permite el encuentro del creador y sus personajes, fuera del mundo real. Desde animales hasta los skylines de las ciudades, podemos imaginarnos como si la materia prima de la que estamos hechos fuera frágil papel y el mundo fuese un inmenso recortable. Llegados a este extremo, incluso los humanos se vuelven recortables, hombres y mujeres, animales o plantas, emociones y sentimientos, que pueden aparecer y desaparecer por voluntad de la artista.
Por su parte, Miguel Ángel Herrera, alcalde de Genalguacil, indicó que “es un auténtico honor que artistas de primer nivel apuesten por exponer en Genalguacil”. Además, el regidor recordó que en 2019 se cumple el XXV aniversario de los Encuentros de Arte de Genalguacil y que en los últimos años la localidad ha logrado convertirse en un auténtico referente del panorama nacional e internacional en el ámbito del arte contemporáneo, lo que queda puesto de manifiesto con su reciente inclusión en el prestigioso ranking del Observatorio de la Cultura.
En definitiva, el pueblo-museo continúa apostando de forma decidida por la conjugación entre arte, cultura, tradición y naturaleza como motor de desarrollo de la localidad y como mecanismo que contribuya a frenar la creciente despoblación que en las últimas décadas está padeciendo el Valle del Genal.