Cultura y Sociedad

Rubén Baena: «Con mi disco quería reinterpretar la imagen que se tiene de la música de cámara»

El compositor y guitarrista rondeño acaba de lanzar su primer álbum, RAL 6004, en el que el jazz y la guitarra clásica son los grandes protagonistas

Rubén Baena, en una imagen promocional.
Portada del disco RAL 6004.
Portada del disco RAL 6004.

Bajo el enigmático título de RAL 6004, el guitarrista y compositor rondeño Rubén Baena (1989) acaba de lanzar su primer disco, en el que los pasajes atmosféricos conviven con el jazz y la guitarra clásica en la que se formó, primero en el Conservatorio Ramón Corrales de Ronda y luego en Málaga y Sevilla. Actualmente, el alumno se ha convertido en profesor, y simultanea su faceta de músico con la de docente de conservatorio.

El álbum puede escucharse ya en Spotify.

Como cualquier niño que empieza a estudiar música en Ronda, también sufrirías la falta de estudios de grado medio.

Sí, además ahora hay hasta 4º curso, pero entonces sólo había hasta 2º. Recuerdo que todos los viernes nos metían en un microbús y nos llevaban a Málaga. Nos concentraban todas las clases en ese día para que pudiéramos seguir el curso.

Te supondría mucho sacrificio. ¿Te planteaste dejarlo en algún momento?

Al principio lo pasábamos bien, ibas con los amigos y nos divertíamos. Pero luego se fue haciendo un poco pesado, porque además pasamos a ir dos veces por semana. Y es cierto que te planteas si merece la pena seguir o no, y hay gente que lo deja, pero en mi caso decidí seguir adelante. Al final compaginaba los estudios musicales con los de magisterio, hasta que pude terminar el grado superior.

¿Cómo definirías tu música?

Yo digo que soy un músico ecléctico, porque no tengo un estilo definido. En mi música se pueden encontrar acercamientos al jazz con una importante influencia de la guitarra y la armonía clásicas que me dio mi formación y unas atmósferas muy variadas.

«Empecé a formarme por mi cuenta en el jazz, y eso me abrió un mundo nuevo»

¿Cómo llegaste al mundo del jazz desde el estilo clásico que estudiaste?

Cuando sales del conservatorio, estás muy bien formado como intérprete, para tocar la partitura que han compuesto otros, pero no te das cuenta de dónde estás armónicamente, simplemente le das al play y tocas los compases uno tras otro, como si siguieras un camino en el GPS. Y el jazz siempre me ha atraído mucho porque, como la música clásica, tiene muchas corrientes y estilos diferentes. Así que empecé a formarme por mi cuenta, dando clases de manouche, de armonía jazzística, de composición, de improvisación, que es algo que apenas se toca en el conservatorio… Todo eso me abrió un mundo nuevo, sobre todo la armonía aplicada a los instrumentos.

¿Qué puede encontrar el oyente en este primer disco?

Son 20 temas de música de cámara, en la que el grueso lo forman los dúos y tríos de guitarra, pero en los que también hay otros muchos instrumentos: saxo, clarinete, percusión, violonchelo, trompeta, piano… Hay mucho de swing y manouche, que es un estilo que hacían los jazzistas gitanos en Francia, y que destaca por un ritmo muy particular que marca la mano derecha. Porque las bandas de los años 30 que la practicaban no tenían baterías, así que eran los propios guitarristas los que llevaban la sección rítmica, asemejando los golpes de batería con un característico golpe de púa.

Grabación del disco.
Grabación del disco.

El trabajo se llama RAL 6004. ¿De dónde viene ese nombre?

Fue algo que surgió después. Las siglas RAL corresponden a un sistema de clasificación de colores. La gama de los 6000 son los verdes, y el 6004 es el blue-green, el verde azulado. Es un tono que siempre ha tenido muchas connotaciones jazzísticas, y me pareció que describía muy bien esa mezcla de jazz y clasicismo que hay en el disco.

Es un álbum prácticamente 100% made in Ronda. ¿Ha sido algo premeditado, o sucedió de forma natural?

Es algo que quería hacer, contar con gente de Ronda para la grabación del disco, no solo porque yo sea de aquí, sino porque hay gente con mucho talento. Colaboran músicos rondeños como Álvaro Fernández y Erwin Grafe, que es vasco, pero ya casi se le puede considerar rondeño también. Está grabado y mezclado en el Wave Nation Studio de José María Tornay y el diseño y la foto de portada son de Javier Ballesteros, también de Ronda.

«El disco está organizado de forma que te va llevando de una atmósfera a otra»

Precisamente la portada también llama mucho la atención. ¿Cómo surgió la idea?

Como te he comentado, en el disco hago música de cámara, y quería reinterpretar la imagen que todos tenemos de ese concepto. Al escuchar esas palabras se piensa en el típico escenario con sillas y atriles, o en los grandes salones de los mecenas que contrataban a músicos para tocar en sus fiestas. Está muy vinculada a las altas esferas, y mi idea era descontextualizarla y sacarla de ese ámbito elitista, por así llamarlo. La foto está hecha en el antiguo matadero de Ronda, con elementos como una silla vieja y una caja de lechugas. Y también están muy presentes esos colores verdes azulados del título, hasta en la vegetación del suelo.

Es decir, que todo está relacionado entre sí:  el título, la portada y la música.

Sí, y los temas del disco también están organizados de forma que te van llevando de una atmósfera a otra, de forma ordenada. Todo está muy unido.

En Ronda predominan unos estilos de música muy diferentes, como la copla, el pop y el flamenco. ¿Crees que tu propuesta tendrá buena acogida?

Yo espero que sí, porque no es una música muy cerebral, que te exija tener un bagaje previo. Creo que cualquiera puede disfrutar con ella.

¿Qué retos o planes tienes para un futuro cercano?

Pues ahora estoy en proceso de ponerme en contacto con las salas, y a partir de octubre espero poder empezar a rodar y presentar el disco por diferentes lugares. Y por supuesto, me haría mucha ilusión que uno de esos sitios fuera Ronda.


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