La cañaheja es una hierba gigante. Lo primero que llama la atención es su tamaño que la hace muy decorativa en jardines pero también debemos saber perenne que es altamente tóxica.
Es una hierba perenne dotada de una raíz tipo tubérculo, conocido en botánica como rizoma. Pertenece a la familia de las umbelíferas. Puede alcanzar entre uno y algo más de dos metros de altura, posee unos tallos erectos y cilíndricos de hasta dos centímetros de espesor.
La planta cuenta con grandes hojas basales lanceoladas que se desarrollan en otoño y se mantienen en la planta hasta el verano, que se secan. Estas hojas se encuentran divididas en segmentos lineales, que renueva cada año, es decir se secan en verano y vuelven a salir en otoño e invierno. La inflorescencia, que aparece en primavera y se mantiene hasta mediados del verano, es realmente espectacular, puede mantenerse rígida muchos meses después de la dispersión de los frutos. Sus hojas tienen una cierta similitud a las del hinojo pero se diferencia fácilmente porque la cañaheja no desprende el fuerte olor a anís del hinojo y sus segmentos foliares son más gruesos.
Las flores se distribuyen en los extremos de las ramificaciones del tallo, es decir son terminales, están formadas por pétalos amarillos de unos 8 mm de largo. Los frutos miden unos 15 mm de largo, son aplanados y alados
Esta planta en abundante en toda la región mediterránea desde Asia Menor hasta la Península Ibérica y norte de África. En Ronda se puede ver con todo su esplendor en el cortado del Tajo, recortada sobre el fondo de las sierras de Grazalema es verdaderamente espectacular. En toda la Península Ibérica e Islas Baleares, es relativamente abundante, pero es rara o falta en las provincias atlánticas. Se ve también en la Serranía creciendo entre matorrales, herbazales, campos baldíos, bordes de caminos, cunetas. También en terrenos pedregosos o rocosos, siempre que no alcancen mucha altitud y siempre con buena insolación.
El nombre científico de esta planta “Ferula” hace alusión a su alto contenido en ácido ferúlico, un compuesto que ha sido usado desde la antigüedad como protector de la piel. Usado como cataplasma en contusiones y golpes por sus aplicaciones analgésicas y cuidando que este en contacto con la piel durante poco tiempo. Siempre bajo control médico. Es lo único uso recomendable de esta planta y ya que toda la planta es muy venenosa y de ningún modo se puede efectuar un uso interno de la misma, mucho menos el consumo humano, incluso los herbívoros silvestres la rehúyen y evitan su consumo, ya que les provoca hemorragias internas Esta es la causa de que la planta pueda alcanzar portes excepcionales, incluso en zonas con un fuerte pastoreo.
Se puede mantener en jardín con ciertos cuidados como colocarla a pleno sol, admite todo tipo de suelo siempre que tenga buen drenaje, se riegue unas 3 o 4 veces por semana en verano y algo menos el resto del año. Puede vivir en macetas y resiste heladas de hasta los menos siete grados.
Bibliografía: http://www.sierradebaza.org; https://www.jardineriaon.com/