Hace unos meses dejé de escribir en este medio. Me cansé. Ver cómo le resbalan a los cargos públicos temas trascendentales para los rondeños, actuales y futuros, me agota.
Sinceramente me cuesta mucho trabajo entender para qué se presentan a las elecciones municipales ciertas personas, demasiadas. Más allá de la búsqueda del poder (y sus prebendas) o de un buen medio de vida sin excesivo esfuerzo no descubro otras razones. A la mayoría no se le conocen trabajos, propuestas o ideas para la mejora de la vida local, de su patrimonio, sus valores o potencialidades. Simplemente pertenecen o se apuntan a un partido político y a las listas. Muchos no tienen trabajo productivo conocido y casi siempre carecen de Pasión por Ronda. Creo que esta debiera ser la única razón para presentarse a elecciones municipales. En una ciudad del tamaño de la nuestra los “partidos”, como tales, no tienen sentido porque el agua no corre más rápido si las tuberías son de izquierda, ni la limpieza de las calles es mayor con barrederas centralistas y, tampoco, las farolas alumbran más por derechistas. Hay que elegir a “personas honradas, serias, responsables y Enamoradas de Ronda”.
En una ciudad, en cualquiera y más en Ronda, se necesita Pasión. Pasión para hacerla la más bonita, la más segura, la más limpia, la más atractiva, la más cómoda, la más rica. La que mejor conserva, cuida y mejora su Patrimonio (histórico, medioambiental, edilicio, cultural, social y humano); la que procura más posibilidades de desarrollo, futuro y calidad de vida a sus vecinos de ahora y siempre. Una pasión que impulse a no desmayar; a oir a todos; a calibrar las opciones; a fijar objetivamente las prioridades y a no despilfarrar los recursos públicos.
En poco tendremos que elegir a los que deberán encargarse de todo esto. ¿Lo haremos bien esta vez? Porque llevamos demasiado tiempo haciéndolo muy mal. A REFLEXIONAR.
Ya estoy viendo que los partidos empiezan a publicitar sus propuestas para Ronda y los pelos se me vuelven escarpias. En la ciudad con más propiedades municipales vacías, abandonadas, sin uso alguno o arruinadas, nos proponen nuevas edificaciones que conducirán a nuevos abandonos. Actuaciones estructurales que superan la capacidad municipal. Centros e instituciones que rarísimamente llegaran a nada. ¡Señor! ¿Por qué no ponemos los pies en el suelo y actuamos con seriedad? ¡Un poco de sentido común! Un poquito, solo eso.
Como quiero ser positivo para mi pueblo y debo rematar las propuestas que dejé en el aire al levantar la pluma en este periódico, les desarrollaré mi propuesta para una alternativa lógica, discreta, barata, respetuosa con el medio y la historia, cómoda, sencilla y de seguro éxito. ¿Ah? Ya, que no soy de fiar porque no pertenezco a partido político alguno ni me callo ante los poderosos. Pues es verdad y aún más cierto que me duele Ronda y no voy a dejar de pelear por verla como se merece antes de que desaparezca para siempre.
Y aprovecharé para afirmar que la propuesta de hacer una Pasarela por el fondo del Tajo es una idea original mía. La desarrollé en 1988 y conseguí que el Sr Seguí la plasmara en el Avance del PGOU, que después tuvo tantos cambios y se desvirtuó con los disparates monstruosos que ahora sufrimos.
También fue idea mía, junto a otros componentes de la Escuela Taller y Módulo de Desarrollo, el Parque Ecoarqueológico entre murallas, la recuperación de las acequias, caminos y Molinos de la Garganta, por los que todavía me peleo aunque los gigantes gubernativos me hayan descabalgado. También propuse reutilizar la vía del ferrocarril que tarde o temprano, si los ocupantes de sillones más altos que los rondeños acaban de decidirse, saldrá de la ciudad, para un tranvía (ecológico a la moda) que permitiría un desarrollo sensato de la población a su alrededor y por terrenos planos y sin dificultades ambientales o patrimoniales.
Muchas otras que no voy a reflejar, para no cansar ni que me tachen de vanidoso, a excepción de una que me costó procesos judiciales y la condena al ostracismo, el nuevo saneamiento de Ronda. Gracias a este saneamiento hemos recuperado el río y la calidad de vida ha mejorado notablemente tras quedar en el olvido aquellos insoportables olores. Por si no lo saben todo el trazado del colector responde a mi diseño del año 96, aunque no haya cobrado ni un duro por ello ni me hayan pedido la venia los organismos que lo han llevado adelante (lo tengo notarialmente registrado por si alguien lo niega).
También la idea de esta alternativa al tráfico por la Ciudad es mía. Surgió como camino turístico, para disfrutar de todo el Este histórico que no resulta fácil observar, a modo de bulevar que abrazaba el arroyo de Las Culebras. Hoy es casi imprescindible acometerlo, resulta necesario reducir el tráfico interior por el Conjunto Histórico si queremos preservarlo y revalorizarlo. La construcción de las urbanizaciones al pie de la carretera a la Costa lo aumentaron de forma notable y la verdad es que los rondeños que viven allí no tienen culpa de que los rectores municipales aprobaran esa ubicación que va contra toda la lógica urbanística. Y no hablo del Hospital.
No quiero alargarme demasiado en este reencuentro y simplemente les dejo como aperitivo el trazado de los distintos itinerarios, disfrútenlo. Bajo mi punto de vista es una propuesta muy interesante y su realización no exige grandes inversiones ni crea efectos negativos al Patrimonio, ni medioambiental ni histórico.
En el próximo rollo lo explicaré con detalle, a ver si esta vez convenzo a los futuros ocupantes del Sillón para que actúen con sentido común y lógica y dejen a un lado las ”medallitas”. O, cuando menos, a los rondeños votantes para que apoyen a los que así actúen.
Pedro Enrique Santos Buendía