Desde el pasado domingo, cuando la gota fría azotó a Ronda y gran parte de la Serranía, los distintos medios de comunicación de la ciudad hemos intentado, a pesar de los escasos recursos humanos y materiales que en algunos casos padecemos, dar la mayor cobertura a las incidencias que se han producido, como por ejemplo el derrumbe del muro del los Baños Árabes, que ha sido muy mediático, la caída de otro muro en el colegio Fernando de los Ríos, o las viviendas que se han anegado en el barrio de San Francisco.
Pero a lo mejor, en nuestro empeño de relatar sobre la inmediatez, nos hemos olvidado de informar sobre los trágicos sucesos que se han producido en algunas poblaciones de la comarca, la carencia de agua potable que a día de hoy sufren varios municipios serranos, o los problemas que tienen para comunicarse por carretera o por tren.
Lo cierto es que esta situación nos ha desbordado a todos, pero no por ello debemos abandonar nuestro compromiso de seguir informando, dentro de las posibilidades y los recursos con los que cuenta un medio de comunicación local.
Esta tarde, a petición de los vecinos de la pedanía de la Indiana, un equipo de Diario Ronda se ha desplazado hasta este núcleo rural de Ronda y, sin saberlo ni esperarlo, nos hemos encontrado con una imagen catastrófica.
Casas inundadas, muebles y electrodomésticos totalmente destrozados, caballos muertos o desaparecidos, cultivos perdidos, decenas de familias incomunicadas, entre las que se encontraban en una misma finca tres personas mayores con edades comprendidas entre los 85 y los 96 años de edad (uno de ellos invidente y otra mujer con Alzheimer), coches arrastrados por la corriente y destrozados y sobre todo, la sensación de que estos rondeños se sentían abandonados. Según relataron, nadie del Ayuntamiento se ha desplazado para poner soluciones. “Nos hemos tenido que buscar la vida los propios vecinos”, relataban al equipo de Diario Ronda desplazado a la zona cero de la catástrofe.
“No pedimos que nos solucionen todo, pero al menos reclamamos un gesto de nuestras autoridades, que en ningún momento nos han trasmitido un mensaje de ánimo; es como si no fuésemos rondeños”, decía Isabel, una de las vecinas.
Mientras Carlos, que lleva viviendo más de 40 años en las márgenes del Guadiaro relataba que nunca había vivido una crecida como la del domingo. “Antes, Amayita, venía y retiraba las piedras y la arena que taponaban el cauce río, y creaba un curso natural para que circulasen las aguas sin causar daños. Ahora, la Junta, ni limpia los márgenes del río ni nos deja a los vecinos limpiar la zona para evitar este tipo de crecidas”.
Cuando llevábamos menos de media hora en la Indiana, ya el concejal de Obras y Urbanismo, Paco Márquez, era informado de que un equipo de Diario Ronda andaba por la zona, a lo que contestaba extrañado qué hacía por ahí la prensa. Pues estábamos haciendo el trabajo que desde el Consistorio no se había hecho: interesarse por los daños provocados por las lluvias y al menos apoyar a los afectados y dar a conocer sus problemas.
Lo cierto es que durante unas tres horas hemos observado y presenciado situaciones dantescas: caminos impracticables, árboles de más de cien años de vida arrancados de cuajo, salones y dormitorios anegados por el agua, y sobre todo, mucha sensación de abandono y de falta de apoyo de las autoridades.