Ya han pasado casi seis años desde que el Ayuntamiento de Ronda inició los trámites ante la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para que el Tajo de Ronda y sus cornisas fueran declarados como Monumento Natural.
Concretamente fue en octubre de 2012 cuando el Consejo Asesor de Medio ambiente recibía el borrador del expediente, que fue elaborado por los técnicos de la Delegación Municipal de Medio Ambiente. Tras su aprobación en las instancias locales, fue remitido a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para que le otorgase este distintivo, debido al alto valor ambiental y paisajístico del Tajo, que es reconocido a nivel mundial.
Después tanto tiempo esperando para que la Junta declare este emblemático espacio rondeño como Monumento Natural, un equipo de Diario Ronda decidió darse un paseo este fin de semana por el sendero que discurre por su fondo, concretamente el que pasa por el ‘Asa (o como aquí decimos Haza) de la Caldera’, llevándonos una lamentable imagen.
Intentamos entrar en el sendero por la escalinata que está situada junto al Hotel Catalonia-Reina Victoria, llevándonos la sorpresa de que se encuentra totalmente derruida y por consiguiente cortada. Ante esta situación decidimos buscar la bajada al fondo de Tajo por las cornisas de la Dehesa. Lo primero que nos encontramos junto a las 72 viviendas sociales son basuras y escombros. Total ausencia de contenedores y de limpieza. Y hablamos de las Cornisas del Tajo, en mayúsculas.
Por una angosta vereda, con muchos socavones, desniveles, abundante vegetación y falta de señalización llegamos hasta un hito tirado en el suelo que nos dice que vamos por buen camino. Hemos tenido suerte. Colocamos el poste en situación vertical tras calzarlo con varias piedras para que no se caiga. Aún no queda el espíritu de los Boys Scouts que nos decía que cuando vamos al campo hay que dejar las cosas más limpias y mejor de lo que estaban.
Ya cerca del cauce del río Guadalevín llegan otras imágenes poco alentadoras. Basura por todas partes, bombonas de oxígeno en el suelo, papeleras que supuestamente han sido tiradas desde los balcones de la Alameda, plásticos, etc. Incluso metros más allá nos encontramos con un colchón y botellas junto a uno de los hitos que nos conducen por estos parajes.
En el río nos encontramos con que no hay por donde cruzar y sólo te queda quitarte los calcetines y las deportivas y meterte en el agua hasta las rodillas para poder llegar a la antigua fábrica eléctrica de La Sevillana. Poco alentador para cualquier turista que decida continuar.
Precísamente allí nos encontramos con dos familias de turistas, con niños incluidos, que tampoco saben cómo seguir la ruta y se dan la vuelta. Ellos en una orilla del río y nosotros en la otra mirándonos y preguntándonos por dónde cruzar el cauce.
Nos secamos los pies y al seguir andando vemos algunas de las edificaciones que empezaron a restaurarse con los planes de las escuelas taller y que están a medio terminar, así como constantes socavones en la calzada de piedras. Turistas despistados que bajan con sus coches y que no sabe a dónde van, ya que no hay señales.
Subimos la ‘Cuesta del Cachondeo’, entre boquetes y otros desniveles y llegamos al arco del Cristo, que está igual que hace cuarenta años, pero con más suciedad y abandono. Desde allí la subida, ya sea por el Campillo o por la ‘Picha del Moro’ no es nada prometedora, con un camino impracticable, sin zonas de descanso, sin agua y sin ningún tipo de información.
Reflexión: Vamos a trabajar juntos para que, cuanto antes, nuestro Tajo sea Monumento Natural, es responsabilidad de todos.
Andrés Rodríguez
Ya lo he comentado pero no parece que me lean ni me escuchen, pero vuelvo a repetirlo.
El informe no fue elaborado exclusivamente por los técnicos de medio ambiente de la delegación municipal, tambien participamos voluntarios que hicimos un buen trabajo de forma totalmente altruista