A veces con la primavera entrada o incluso en verano podemos encontrar algún pollo de rapaces nocturnas, incluso en la carretera. Eso es lo que le ocurrió la otra noche a mis amigos Gonzalo Astete padre e hijo en plena carretera de Sevilla, cerca de Ronda.
Mucha gente lo que hace es llamar a los centros de recuperación de fauna. Pollos de búhos, mochuelos, lechuzas y cárabos (estos desde principio de año) que podrían haber criado perfectamente sus padres, que son quienes les instruyen bien en la caza y en los «modos y costumbres» de la especie, abarrotan los centros para culminar el desarrollo y esperar a ser liberados con más o menos posibilidades de readaptación.
Esto sucede porque los pollos de las rapaces nocturnas suelen abandonar el nido mucho antes de poder volar, especialmente si el nido no está en un punto alto y es fácil salir andando de él. Deambulan entonces los hermanos, cada cual con un grado de desarrollo -típico de las nocturnas- por el entorno del nido e incluso a cientos de metros del mismo. A veces se reúnen varios hermanos, aunque normalmente cada uno va por su lado, y los padres acuden cada noche a sus llamadas, aportándoles presas hasta que completan el desarrollo y comienzan a volar. Durante esta etapa de «desarrollo itinerante» es fácil encontrar alguno de estos pollos, que todavía no rehuyen la presencia humana, en cualquier sitio. Y ante ese aspecto desvalido, de polluelo recubierto aún por bastante plumón y sin capacidad de volar, las personas que se preocupan por la defensa de la fauna o de la Naturaleza -si ha tenido el pollo la suerte de dar con una de ellas- suelen recogerlo para que vengan a buscarlo desde el centro de recuperación de fauna o, lo que dificultará aún más su supervivencia, intentar cuidarlo ellos mismos.
Sin embargo, la forma correcta de proceder es dejar al pollo en el mismo sitio donde lo encontramos, a no ser que esté en el suelo o en un lugar concurrido y accesible donde puedan cogerlo otras personas o ser víctima de perros o gatos o estar en plena carretera como les sucedió a los Astete. En este caso lo mejor es colocarlo en el sitio alto más cercano al lugar donde lo encontramos, como por ejemplo las ramas de un árbol o el tejado de un edificio en caso de estar en zona urbana. E intentando dejarlo a la vez a resguardo del sol o la lluvia en su caso. No hay que preocuparse más. Los padres seguro que tienen localizada la zona donde se encuentra, al caer la noche el mismo pollo comienza a reclamar pidiendo comida, ayudando a los padres a encontrarle con seguridad.
Sólo en el caso de que el pollo se encuentre herido, o que tengamos la seguridad de que está realmente perdido (porque los padres no acudan por la noche a cebarlo) será el momento de telefonear al centro de recuperación de fauna provincial para que vengan a recogerlo.
En la provincia de Málaga el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas se encuentra en los Montes de Málaga, su número de teléfono es 670944598. El correo electrónico es crea.elboticario.cmaot@juntadenadalucia.es
Bibliografía: http://diariosdeunnaturalista.blogspot.com