Este pasado viernes tuvo lugar en el Palacio de Mondragón de Ronda la presentación de la Feria y Fiestas de Moros y Cristianos de Benalauría. En el acto han participado Eugenio Márquez, alcalde de la localidad, José Antonio Castillo, cronista oficial de Benalauría y director de la representación histórica de Moros y Cristianos, Antonio Viñas, coordinador del evento cultural de la víspera de la feria y Abdel Jabbar El Gourd, miembro de Dar Gnawa-Tánger.
Para comenzar, Eugenio Márquez ha invitado a visitar Benalauría durante sus días festivos, del 2 al 5 de agosto, ya que todas las personas que decidan acudir al municipio disfrutarán de un sinfín de actividades dirigidas a todos los grupos de edad que se llevarán a cabo en el idílico entorno en el que se ubica la localidad, en el Valle del Genal y a escasos 30 minutos de Ronda. El alcalde ha resaltado especialmente la Fiesta de Moros y Cristianos que se desarrollará durante la jornada del domingo.
Por su parte, José Antonio Castillo ha indicado que desde hace 25 años la representación de Moros y Cristianos es un evento que se plantea como una fiesta de la reconciliación histórica. Las interpretaciones que realizan los propios vecinos se enmarcan en la rebelión mudéjar de 1499 a 1501, cuando los musulmanes que permanecieron en el territorio tras la reconquista de Granada por parte de los Reyes Católicos se alzaron en armas al incumplirse por ambas partes las capitulaciones establecidas.
Castillo ha explicado que la trama de la representación de Moros y Cristianos consiste, en primer lugar, en que los moros llegan a Benalauría con la intención de reconquistar el pueblo y, tras la negativa del alcalde a entregarles la villa, éstos capturan a Santo Domingo de Guzmán, patrón del municipio. En la segunda parte de la obra se interpreta la llegada de las milicias cristianas desde otros puntos de Andalucía para vencer a los moros, que después de caer derrotados deben acatar nuevas capitulaciones, como la de tener la posibilidad de seguir trabajando sus tierras y conservar sus bienes, e incluso sus costumbres, siempre que se conviertan al cristianismo. Aquellos que no aceptan esta condición deben abandonar Benalauría y marcharse pacíficamente.
El cronista ha recordado que el Valle del Genal y su paisaje no se pueden entender sin tener en cuenta la profunda impronta dejada por la cultura árabe durante 8 siglos. “La representación de Moros y Cristianos es una fiesta pacífica y respetuosa que relata tiempos pasados introduciendo algo de ficción pero siendo fieles a la historia y al espíritu de reconciliación que debe tener el ser humano en la actualidad”, concluyó Castillo.
Por otro lado, Antonio Viñas y Abdel Jabbar Elgourd han comentado diferentes aspectos respecto a la víspera de la feria, evento cultural celebrado con éxito en el día de ayer en el que actuaron artistas malagueños, plenos ya de sabiduría e impronta flamenca a pesar de su juventud, como son los cantaores Miguel Astarga y Aroa de «Bastián», el joven bailaor «Bastián» Jiménez y el guitarrista «Camaco». Además el acto contó con la colaboración especial de Dar Gnawa-Tánger, un grupo de músicas espirituales africanas que abrió la noche propiciando un hermanamiento cultural con el pueblo de Benalauría.
Dar Gnawa actúa en muchas celebraciones nacionales e internacionales, representando a la cultura Gnawa en todo el mundo. También ha colaborado con reconocidos músicos internacionales en de jazz, blues, pop o rock, entre los que destacan Randy Weston, Archie Shepp, Les Barbarins, Fourchus, Akos, o la costarricense afincada en Francia, Joyce Tape. El líder de Dar Gnawa, Maallen Abdellah Boulkhair «El Gourd», es una figura esencial en su cultura por su buen hacer y su personalidad.
Los Gnawa (o Gnaoua) son una minoría étnica descendiente de esclavos de varias zonas del África Negra (Senegal, Sudan, Mali…), que se encuentran actualmente en Marruecos y Argelia. La unión de las distintas culturas generada por la diáspora africana, con el paso del tiempo, creó una interesante fusión que queda plasmada a través de las distintas muestras culturales, en este caso, la Gnawa. Las diferentes cofradías o hermandades místicas del pueblo gnawa se caracterizan por practicar cantos y danzas espirituales, en forma de rituales. Una premisa básica de la cultura gnawa es encontrar la paz interior a través del trance que proporciona su música, y por eso, su población considera a los músicos como gurús para el bienestar de su comunidad.
El instrumento principal de la música gnawa es el guembri, que hace la función musical de bajo. Es una especie de laúd de tres cuerdas, fabricado con los intestinos de una cabra macho y solo puede ser tocado por el maestro o iniciado, que hace de guía. Los demás músicos, que son a la vez bailarines, tocan el qarqabu (una especie de castañuelas metálicas) y cantan las respuestas a las melódicas frases del maestro.