Durante este fin de semana la localidad de Benalauría ha celebrado su tradicional Romería de Siete Pilas en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción, un evento en el que se han dado cita en el diseminado tanto vecinos del municipio como personas procedentes de pueblos cercanos.
La romería arrancó en la noche del viernes con música en directo y juegos para continuar el sábado por la tarde con diferentes actividades dirigidas a niños y jóvenes, ya que se organizó una fiesta infantil y los jóvenes participaron en carreras de cintas con motocicletas y asistieron a las actuaciones musicales.
Tras la celebración litúrgica llevada a cabo por los propios vecinos pasado el mediodía, llegó el momento de la procesión de la Virgen de la Inmaculada Concepción, que fue acompañada durante su recorrido por la música de un coro rociero y por numerosas personas a pie y a caballo. Especialmente emotivo fue el momento en que los portadores del trono, mujeres y hombres, llevaron a la Virgen hasta el histórico pilar de Siete Pilas.
Posteriormente se ofreció un almuerzo gratuito a los asistentes y el resto de la tarde estuvo amenizada con actuaciones musicales. La última actividad fue la carrera de cintas y garrocha y después de la entrega de premios se puso punto y final a la Romería de Siete Pilas 2018. El amplio programa de actividades ha sido organizado por el Ayuntamiento de Benalauría con la colaboración y el apoyo de la Peña Caballista y la Peña Motera del municipio, así como también de la Asociación de Mujeres de Siete Pilas. Además Eugenio Márquez, alcalde de Benalauría, destacó la labor de tres jóvenes del diseminado que se han implicado mucho en la organización del evento.
Siete Pilas es un diseminado de Benalauría que actualmente cuenta con alrededor de un centenar de habitantes y que se ubica en el Valle del Guadiaro, donde se extiende la mayor parte del término municipal del pueblo. Este diseminado surgió en el siglo XIX gracias a las personas que vivían del aprovechamiento del monte público de Benalauría. Sobre 1850 había algunos cortijos: el de Las Pilas, el cortijo Romero, el cortijo Carrasco, La Zarza, El Ventorro, María Jiménez, Los Chapuceros, La Fuente La Encina y el cortijo Majano. Las familias que en ellos habitaban, en muchos casos muy numerosas, vivían de la agricultura y la ganadería.
Alrededor de1880 se comenzaron a labrar las tierras con yuntas de vacas y arados de palo y en 1910 empezaron a rozar y labrar el Monte del Estado en partes llamadas “suertes”. Fue entonces cuando empezó un maestro a visitar los cortijos de Siete Pilas, con lo que los niños tuvieron por primera vez la oportunidad de aprender a leer y a escribir. La principal vía de comunicación era una vereda de herradura de 10 kilómetros que unía el diseminado con Benalauría hasta que, en la década de los cuarenta del pasado siglo se terminó la carretera Ronda-Algeciras (actual A-369) En 1957-58 se construyó la actual capilla que sirve también de escuela y desde entonces se celebra la romería el último fin de semana de mayo o, excepcionalmente, el primero de junio para no hacerla coincidir con otros eventos en el municipio o los alrededores. (Información histórica extraída de la Hoja Informativa “Siete Pilas también existe” nº 1: julio 2005).