El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó ayer una resolución de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente en la que, tras consultar a las diversas administraciones implicadas, concluye que no se descarta que el aeródromo privado de Ronda «pueda producir impactos adversos significativos». Este es el informe de impacto ambiental, elaborado tras diversas consultas, y, por tanto, ha solicitado al promotor que haga una evaluación de impacto ambiental ordinaria –más completa– para completar los déficits de información y realizar diversos estudios no aportados.
Según publica La Opinión de Málaga, el aeródromo, que un particular pretende situar en la pedanía rondeña de Los Prados, consiste en una pista con orientación general Norte-Sur, con una longitud de 800 metros, inscrita en una franja de 900 por 45 metros. Las instalaciones auxiliares consisten en un helipuerto con dos plataformas de estacionamiento para aeronaves al oeste del eje de la pista. Vinculados a las plataformas, se construirán unos hangares con capacidad para albergar a diez aeronaves del tipo European Light Aircrat (ELA) y ultraligeros (ULM).
Además, el recinto tendrá un vallado perimetral y un cortafuegos, sistemas de prevención de incendios y se usará hormigón ecológico. Las aeronaves tendrán una masa máxima de despegue de entre 450 y 2.000 kilos. Habrá cinco operaciones diarias con un máximo anual de en torno a 1.500 movimientos. Este recinto está previsto en Los Prados/Cañada Verde, al norte de Arriate.
Así, «en fase de funcionamiento, es posible que las rutas de las aeronaves sobrevuelen los espacios protegidos próximos». Asimismo, esta zona de actuación se encuentra en parajes de gran importancia para las aves nidificantes en las sierras y serranías circundantes. «Puede presentarse interacción de las rutas de despegue y aterrizaje con los posibles movimientos migratorios de la avifauna hacia el Estrecho de Gibraltar», impactos que no han sido convenientemente estudiados. Afectará también a la vegetación de la zona.
Pero hay más afecciones: «El desarrollo de la actividad podría suponer un incremento del riesgo de incendio en la zona, lo que no ha sido suficientemente estudiado en el documento ambiental». También podrían ser molestadas, o ver perdido su hábitat, las primillas, la cigüeña blanca, el vencejo, la chova piquirroja y la tórtola europea.
En el entorno del río Guadalcobacín, podría verse afectada su huella acústica, dado que allí hay bosques con olmos, chopos, fresnos y sauces. También viven allí el martín pescador, el mochuelo europeo, los búhos real y ratonero, el pico picapinos, el halcón peregrino y el azor común.
Incluso, el aeródromo se encuentra en la zona del Plan de Recuperación de Especies necrófagas, en concreto el alimoche común. Además, podría crecer su mortandad al colisionar con los aviones. No se ha estudiado en profundidad este aspecto.
Habrá afección también sobre el arroyo de la Cañada Verde, que se halla en un área de riesgo potencial significativo de inundación. Podrían darse vertidos accidentales durante la construcción, algo poco estudiado, un incremento de la demanda de recursos hídricos y un aumento de los niveles de presión sonora que molestará a los animales y a las poblaciones próximas. No hay reseña alguna sobre la incidencia en los aspectos climáticos y habrá que realizar una prospección arqueológica intensiva, dado que allí hay dos yacimientos de gran valor.
Por tanto, el Gobierno pide que se haga una evaluación de impacto ambiental ordinaria una vez que la practicada después de que el informe previo no aporte todos los datos y deje dudas.