Es un arbusto caducifolio, no espinoso. Pertenece a la familia de las leguminosas, suele tener una altura de entre uno y cuatro metros, las ramas nuevas son sedosas y blanquecinas, posee hojas trifoliadas, alternas, pecioladas, con estípulas soldadas formando una sola opuesta a la hoja y con una pequeña “espina”, las hojas son bastante grandes. El fruto es una legumbre grande y apalastada. Con entre dos y ocho semillas. Es muy característico e identificativo que al machacar sus tallos y hojas desprende un olor muy desagradable, por ello su nombre popular: Hediondo.
Parece ser que la introdujeron los romanos y la siguieron utilizando los árabes.
El nombre Anagyris deriva del griego Anagyros que significa curvado hacia atrás; lo de Foetida ni que decir tiene. Se utilizó en medicina popular para hinchazones, asma y dolor de cabeza. Pero no es aconsejable su uso para nada por ser una planta tóxica, los alcaloides que contiene son de efectos parecidos al “Curare” el famoso veneno de las flechas de los indios sudamericanos. Es un depresor respitratorio muy potente y puede llegar a producir la muerte por asfixia. Se usaba para envenenar flechas y lanzas. Según recoge la Guía Incafo de Árboles y Arbustos, el botánico Carlos Pau indica que su distribución en España podría responder a restos de antiguos cultivos asociados a castillos y torres almenaras, siempre para actividades guerreras y defensivas. Donde quiera que haya un yacimiento están presentes. Acinipo, por ejemplo. El más extenso de los bosquecillos de Hediondo está en Saepo, practicamente a una hectárea. Según comunicación personal de Carlos Guerrero. La planta fotografiada procede del castillo de Jimena de la Frontera pero también son abundantes en los alrededores del castillo de Gaucín.
Bibliografía: Guía Incafo de los árboles y Arbustos de la Península Ibérica. Comunicación personal de Carlos Guerrero Barragán