Para comenzar, y al mismo tiempo tranquilizar ante lo alarmante que pueda parecer el título de este artículo, a nuestra estrella (es decir, al Sol) no le pasa nada que no le haya pasado en un pasado más o menos cercano y conocido por el ser humano.
Desde que tenemos registros escritos, recuerdos orales o referencias transmitidas por cualquier tipo de construcciones megalíticas o cavernícolas, el Sol se ha comportado siempre de una manera similar, o al menos no ha tenido una actividad tan extrema como para poner en peligro la vida en nuestro planeta.
Cierto que la Tierra ha tenido etapas de glaciaciones y retrocesos de los hilos, y tal vez ese ciclo se haya repetido más de una vez, pero ni siquiera eso está demostrado que fuera debido a variaciones drásticas en la actividad o vida de nuestra estrella, sino más bien a perturbaciones geodésicas en el propio planeta, movimientos de placas tectónicas o la curiosa deriva del eje de rotación terrestre a través de miles de años, que hace que no siempre apunte a la estrella polar, como estamos acostumbrados, y muestre al Sol diferentes áreas de su superficie, pasando lo que antes fueran zonas tórridas a glaciares y viceversa, sin que ello tenga nada que ver con la sucesión de inviernos y veranos: las estaciones conocidas de todos.
Los sensacionalismos periodísticos
Entonces, ¿qué es lo que pasa que de vez en cuando se extienden por los medios informativos (a veces deformativos) ciertos bulos catastrofísticos que alarman innecesariamente al público en general, y sobre todo a aquellas personas que por su cultura (o incultura) son frágiles y a veces ávidas de noticias apocalípticas?
Pues a veces surgen por engaños inofensivos, por chismes sin interés alguno en fastidiar ni meter miedo propiamente dicho, pero de los cuales somos en ocasiones simpatizantes, por aquello de llamar la atención. En otras ocasiones sí que hay verdaderos oscuros intereses en esos alarmismos sociales, fruto de sociedades o sectas que pretenden tener subyugados con miedos sobrenaturales a sus miembros. Pero también ocurren casos en que una mala interpretación de una noticia verdadera o una incorrecta traducción de la misma desde un idioma a otro, viene a terminar en una crónica falsa pero que, debido a la procedencia o fuente original de la misma, se le da un valor fundamental, pero tergiversado.
Tal es el caso de las llamadas «serpientes de verano» (pero que se pueden dar en cualquier época del año), que son noticias sensacionalistas, sin fundamento alguno, a no ser el de llamar la atención del público cuando no hay otras informaciones mejores, tal vez por falta de ellas, razón por la cual suelen proliferar más en verano (y de ahí su nombre).
Sin ir más lejos, y centrándonos en lo que respecta a las Astronomía, recordaremos que en agosto de 2003 corrió un bulo por los medios informativos y redes sociales que decía que se vería Marte tan grande como la Luna, y que en determinados días de ese mes podríamos observar dos lunas en el cielo coincidiendo, eso sí, con un mayor acercamiento del Planeta Rojo a la Tierra. Pero todo se debió a una mala interpretación o traducción de la noticia original, que decía que «con un telescopio de unos 50 aumentos, se podría ver Marte tan grande como la Luna a simple vista». Pues bien, esa noticia tergiversada, por error o a conciencia, corrió como la pólvora, y no sólo ese año, sino que en los sucesivos volvía a aparecer por agosto, cuando ni Marte estaba más próximo a la Tierra, ni dicho planeta estaba siquiera visible en el cielo. Y más recientemente, en 2012, se extendió la rumorología del fin del mundo, debido también a una interpretación errónea, ingenua o maquinada, del llamado Calendario Maya.
Las previsiones de Obama
Pues bien, eso es lo que ha sucedido en estas últimas semanas, donde nos ha llegado la noticia de que el presidente de los EE.UU. había dado órdenes para prepararse ante una inminente tormenta solar, incitando incluso al aprovisionamiento de víveres y a guarecerse en zulos subterráneos. Iniciativa que también contaba con el seguimiento de Alemania y otros países.
Parece ser que todo fue debido a una lectura incorrecta de la noticia original en inglés americano, en la que el presidente Obama, próximo ya el fin de su mandato instaba al cumplimiento de protocolo de ensayo de tal eventualidad, propuesto en su programa electoral. Lo que tendría que ser una simulación, se convirtió en una alerta mundial, como si de un caso real se tratara.
Y es que hay que estar preparados, en lo posible, para si algo similar se produjera, no nos coja en pañales, pero de ahí a pensar que la NASA había predicho una gran tormenta solar, va un trecho.
Eventos en el pasado reciente
El Sol tiene lógicamente una actividad variable, sujeta a determinados ciclos conocidos, pero imprevisible en ocasiones. Y así nos sorprende de vez en cuando con erupciones, cuyos efectos se hacen sentir en la Tierra de una u otra manera, sin llegar a ser catastróficas gracias al escudo magnético que rodea a nuestro planeta, y a su propia atmósfera, en último término.
En 2859 se produjo la mayor tormenta solar de que se tiene noticia, llamada también evento Carrington, por el astrónomo inglés Richard Carrington, primero en observarla. Durante dicho fenómeno, que tuvo lugar entre finales de agosto y primeros de septiembre de dicho año, se pudieron observar auroras boreales asta en el Caribe, y en su pico de potencia (días 1 y 2 de septiembre) provocó fallos telegráficos en toda Europa y Norte América.
Más recientemente, en junio de 2015, la Tierra se vio envuelta, durante dos horas, por una oleada de radiación procedente del Sol, que golpeó y comprimió la magnetosfera, llegando a romper dicho escudo, afortunadamente sin mayores consecuencias.
Pero no estamos preparados para eventos más graves, que han de ocurrir, pero no sabemos cuándo, pues lejos de protegernos, estamos siendo cada vez más frágiles a tales imprevistos, en un mundo tan vulnerable como son las actuales comunicaciones electrónicas y almacenamiento magnético de datos.
Bienal de Cine Científico en Ronda
Les anunciamos brevemente que la semana del lunes 28 de noviembre al viernes 2 de diciembre, tendrá lugar en nuestra ciudad la Bienal de Cine Científico, con proyección de películas escogidas para tal evento y actividades paralelas que tendrán lugar, no sólo en el Palacio de exposiciones de Santo Domingo (sede central del Certamen, sino en colegios, institutos, centros de mayores, etc.
Nuestra Asociación Astronómica Serranía de Ronda «Abbas Ibn Firnas», colaborará en la Bienal con actividades como proyección del audiovisual «La Astronomía y el Arte, una recopilación en el Año de Cervantes», de Rafael Muñoz, talleres centrados en «Vincent van Gog», y «Estrella Cervantes», por Antonio Acedo, y observación nocturna con telescopio a cargo de nuestro compañero Azzam Qasrawi.