El municipio de Cartajima ha acogido una jornada técnica sobre el sector del castaño en la que se trataron las principales amenazas que acechan y que ya causan estragos en los castañares del Valle del Genal, como son la enfermedad de la ‘tinta’, también llamada ‘seca’, y la plaga de ‘la avispilla’.
La charla, que fue organizada por COAG-Málaga debido a la creciente preocupación de los productores, contó con la presencia de castañeros de la zona y con la participación de Francisco Boza, responsable de COAG-Málaga en el sector del castaño y de Efrén Martín, integrante de la Mesa del Castaño de Extremadura. Con la intención de ofrecer información detallada al mayor número de personas posible, la jornada se repetirá esta tarde en la localidad de Jubrique.
Boza explicó que mientras que la plaga de la avispilla es un problema que ha llegado a los castañares de manera reciente, la tinta está presente desde hace tiempo, aunque bien es verdad que el hongo que produce la seca de los castaños se está extendiendo más rápidamente en los últimos años. “El principal problema de la tinta es que su erradicación es complicada y tiene difícil solución. En este sentido, los investigadores recomiendan al sector la utilización de plantones híbridos de castaño europeo y castaño chino o japonés, ya que estas variedades se han mostrado más resistentes a la enfermedad”, indicó el responsable de COAG. Además, desde el sector industrial se están intentando crear determinados productos que evitarían una mayor expansión de la tinta.
En lo referente a la avispilla del castaño, Francisco Boza ha reconocido que se ha implantado con virulencia, ya que casi el 50% de los castañares del Valle del Genal están ya afectados por la plaga. Pese a ello, “aún no se puede hablar de daños demasiado cuantiosos”, aunque todo apunta a que en los próximos años la situación empeorará. Tras las sueltas experimentales de Torymus Sinensis, agente de control biológico de la avispilla reconocido como único método eficaz para combatir la plaga, el sector de la castaña ha manifestado que las medidas tomadas hasta ahora son ampliamente insuficientes, por lo que reclaman la suelta masiva del depredador de la avispilla del castaño. Boza ha añadido que ni Junta de Andalucía ni organizaciones agrarias disponen aún de información alguna del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en este sentido, y ha mostrado su preocupación porque la aprobación de la suelta debería realizarse con prontitud para que se puedan cumplir todos los plazos.
La conservación de las 3.900 hectáreas de castañares que hay en el Valle del Genal es imprescindible por su incalculable valor medioambiental, paisajístico y también económico, ya que multitud de familias del entorno obtienen la mayor parte de sus ingresos de la castaña. En este sentido, el mantenimiento de los castañares en buen estado de salud es indispensable para el desarrollo socioeconómico de la zona, ya que este sector es un pilar fundamental del valle que fomenta el arraigo de los vecinos en los municipios, evitando así su despoblación, y deja en la zona la nada desdeñable cifra de unos 10 millones de euros al año.