A partir de las cuatro de la tarde una interminable fila de jóvenes rondeños, en muchos casos adolescentes, caminan a más de 35 grados de temperatura y cargados con pesadas bolsas de plástico llenas de botellas hasta los jardines del paseo de Blas Infante, en las mismas cornisas del Tajo. Un lugar que para muchos sigue siendo ‘La Sevillana’ y que acoge la otra cara de la Feria y Fiestas de Pedro Romero: el ‘botellón’.
Son cientos de jóvenes los que durante unas cinco horas y sin ningún control consumirán macetas de tinto de verano y todo tipo de combinados, casi siempre aliñados con algo de alcohol. Una imagen que este jueves de Feria, día de fiesta local, se ha vuelto a repetir una vez más en Ronda.
Tan sólo la mirada atenta de agentes de la Policía Local, que siguen la evolución del botellón desde la plaza Teniente Arce, y la de algunos miembros de la Policía Nacional que piden la documentación e identifican a algunos jóvenes, controlan en cierta medida esa confusa concentración de jóvenes y menores, que han visto en este tipo de encuentros su mejor forma de vivir la Feria.
Mientras, los turistas que pasean por las cornisas del Tajo contemplan con sorpresa e incomprensión cómo los jóvenes consumen alcohol a plena luz del día en un espacio público, que cuando termina el encuentro festivo queda como un auténtico campo desolado, con botellas, vasos y bolsas de plástico tiradas por todas partes, dañando la imagen de una de las zonas más visitadas de Ronda. Menos mal que después llegan los servicios de limpieza de Soliarsa y acaban con este desaguisado.
“¿Y qué le vamos a hacer?, en algún lugar los tendremos que meter”, es la respuesta que logramos en este periódico cuando preguntamos por qué se permite esta lamentable imagen, que a la vez va en contra de la salud de nuestros jóvenes.
Mike García
Como trabajador de la noche que he sido durante más de 25 años, y muchos de ellos en sitios míticos de Ronda he de decir que el botellón es una lacra difícil de erradicar entre la gente joven. Partiendo de la base de que hay que educar principalmente en casa, a que el alcohol no lo es todo para divertirse, llevamos ese estigma social que si no la pillas más gorda que nadie eres menos hombre y no te estás divirtiendo. Pero también tenemos el problema del dinero, si una copa vale 5 o 6€ la gente joven no tiene dinero para pagársela. Y volvemos a la pescadilla que se muerde la cola, sin dinero no hay copas y el alcohol es lo único que importa para divertirse. Por lo tanto cierran bares, se despide gente y la peña en la calle tirados por el suelo y llenándolo todo de mierda. Hay que abaratar precios, dejarse de entradas en puerta y volver a llenar los locales de música y diversión. Nadie prefiere realmente estar tirado en un parque muerto de frío tomando copas pudiendo estar en un local con música y buen ambiente. Hace falta una reestructuración de bares y locales, y no hay término medio. El alcohol no va a desaparecer ni la gente tampoco pero si no hay dinero buscarán alternativas baratas. Y adiós camareros y locales.