Cae la tarde en la Serranía y las tropas de Fernando ‘El Católico’ defienden Benadalid de los continuos ataques de los musulmanes hasta que, finalmente, los soldados infieles cautivan al patrón, San Isidoro, que es llevado hasta el castillo (convertido en cementerio) y donde queda retenido.
Tras varias negociaciones entre las partes y ante la falta de un acuerdo, finalmente, los batallones cristianos deciden asaltar la histórica fortaleza y logran recuperar al santo, al tiempo que los musulmanes derrotados deciden convertirse al Cristianismo.
Es la historia que se mantiene desde hace años en la memoria de los benalizos y que se repitió el pasado sábado en el municipio serrano, donde casi la totalidad de los vecinos del pueblo, enclavado en pleno Valle del Genal, visten durante estos días las típicas indumentarias de moros y cristianos, que en algunos casos han ido pasando de generación en generación, para recordar las batallas que mantuvieron los dos bandos a finales del siglo XV, tras la revuelta mudéjar que se inició en Granada y que se extendió hasta las tierras de las provincias de Málaga y Cádiz, entre otros puntos de la geografía andaluza.
Las fiestas de Moros y Cristianos de Benadalid (declarada Fiesta de Singularidad Turística Provincial por la Diputación Provincial de Málaga) son las más antiguas de Andalucía, ya que se vienen manteniendo desde el siglo XVIII y los vecinos no son los únicos protagonistas, puesto que en varios momentos de la representación las mujeres del pueblo ‘cautivan’ a los visitantes y les obligan a entregar un donativo para sufragar la feria. A cambio, el ‘prisionero’ es agasajado con una copa de vino y una tapa de queso o una taza de té, como manda la tradición.
Toda la batalla discurre en las inmediaciones del Castillo, uno de los emblemas de la Serranía rondeña y que con el paso de los años se ha convertido en un auténtico referente para los miles de turistas que visitan la zona.
Y es que no todos los municipios españoles tienen el privilegio de custodiar los restos de sus antepasados en una auténtica fortaleza. Los vecinos de Benadalid, en plena Serranía de Ronda, sí pueden presumir de ello, ya que su camposanto se encuentra enclavado en el histórico castillo del pueblo, que entre sus muros guarda el recuerdo de las batallas y las vivencias que presenció a lo largo de los siglos.
El castillo fue construido en el siglo II durante el periodo de ocupación romana, siendo utilizado como torre vigía para controlar la vía que conducía a los viajeros desde Sevilla hasta Algeciras.
Posteriormente, sus sucesivos moradores -visigodos y musulmanes- realizaron múltiples reformas en la fortaleza, hasta que en el siglo pasó a ser la residencia oficial del Señorío del Conde de Feria. En 821 fue adquirido por el Ayuntamiento de Benadalid y actualmente es utilizado como cementerio municipal.
De esta forma esta fortaleza presenta una doble función: ser el punto de encuentro de sus vecinos cada verano cuando llegan las fiestas patronales y se desarrollan los enfrentamientos entre moros y cristianos; y a su vez ser el lugar de oración y recuerdo de sus antepasados.