De nombre científico ‘Ecballium elaterium’ es una herbácea perenne de mal olor y peor sabor. Presenta varias singularidades como que pertenece a un género con una sola especie, además es el único miembro de la familia de las cucurbitáceas que no tiene zarcillos, a diferencia del melón, la sandía, el pepino o la calabaza. Tiene una distribución mediterránea, tanto por el sur de Europa como norte de áfrica, y siempre buscando zonas con alto contenido en nitrógeno cercanas a caminos, escombreras, bordes de cultivo, antiguos vertederos.
El nombre del género deriva de la palabra griega ‘ekballion’ que significa «arrojar o expulsar», en clara referencia a cómo sus frutos ante el más pequeño roce se abren de forma explosiva, dispersando el líquido interior a presión junto con las semillas que contiene a largas distancias. Otra de sus singularidades, quizás la más conocida.
La planta está densamente cubierta de pelillos como adaptación para superar los tiempos de sequía, y sus hojas son carnosas pero ásperas, grandes, triangulares, e irregularmente dentadas. En sí misma toda la planta tiende a crecer de forma rastrera, no sobrepasando los veinticinco o treinta centímetros de altura aunque ocupando grandes manchas de hasta cinco metros de diámetro. Sus flores son solitarias las masculinas y en grupos las femeninas aunque su disposición puede variar según la subespecie, pero siempre dispuestas axilarmente a las hojas, su forma es acampanada, con la típica forma de las cucurbitáceas, amarillas y con cinco pétalos, comenzando el periodo de floración en el mes de mayo y prolongándose durante todo el verano.
Sin duda lo más característico sean sus turgentes frutos, semejantes en forma a un huevo erizado y largamente pendulado por su parte superior, que alcanzan una longitud de cuatro a siete centímetros. Durante la fructificación el fruto se va hinchando hasta llegar a una tensión hidroestática máxima en la que, al menor roce o por el viento, hace explotar el fruto dispersando las oscuras semillas de su interior a través del pequeño orificio en su extremo que deja libre el pedúnculo al ser expulsado. Pueden dispersar semillas hasta los tres metros de distancia colonizando así nuevos terrenos y evitando la competencia consigo misma.
Aunque es componente de distintos medicamentos, se trata de una planta altamente tóxica debido a los principios activos que contiene en toda la planta, como todas las cucurbitáceas (cucurbitacina y elaterina entre otros), aunque especialmente en sus frutos, y aunque su concentración varíe mucho también estacionalmente, no se aconseja bajo ningún concepto su uso interno, ya que además de ser abortivo y producir hemorragias, diarreas, irritaciones en el tubo digestivo y sistema renal, en grandes dosis puede ser mortal. Hay escritos que revelan que ya en la época de los faraones del Antiguo Egipto, así como en las antiguas civilizaciones griega y romana, se venía utilizando esta planta internamente como un fuerte purgante para casos de envenenamiento. En poblaciones esteparias se ha constatado su uso tradicional para hacer friegas en las partes atacadas por el reuma con el aceite resultante de freír sus frutos. Y ya en la tradición popular más moderna se ha utilizado además como diurético, así como para casos de obesidad o cirrosis. También fue extendido su uso en forma de cataplasma como remedio para el reúma, lo que resulta menos peligroso ya que no conlleva su ingestión, y actualmente se está investigando para usos terapéutico en casos de cáncer. Pero su fuerte toxicidad hace de su uso particular algo desaconsejado y extremadamente peligroso.
Hasta hace pocos años no se encontraba en las proximidades de Ronda, teniendo que alejarnos a zonas más cálidas para verla, con el cambio climático ha pasado a ser una planta frecuente.
Bibliografía :www.plantarteentuoasis.com/