Nació más bella que ninguna, desde ese día todos se maravillaban al verla. Su belleza eclipsaba a todas las demás que la rodeaban; venían a conocerla desde cualquier parte del mundo. Destacaba tanto que generó envidias, en algunos casos insalvables.
Iba creciendo y mejorando hasta que alcanzó la edad suficiente para merecer. Se dio cuenta que la belleza no es suficiente para vivir, que habría que tener algo más para poseer un mejor futuro, lo intentó en diferentes campos, pero no resultaban satisfactorios: buscó futuro en un campo de golf y cuando todo parecía que iba por buen camino, fuerzas ajenas a su voluntad se unieron para acabar con esa posibilidad. Con tanto animal caprino en su zona podría tener una fábrica de quesos y cuando mejor iba se la llevaron, como por arte de magia,… Poco a poco desesperaba al ver que sólo tenía su belleza.
Se le iban acercando buenos candidatos que la pretendían, pero ninguno le parecía lo suficientemente bueno, así que cortésmente en algunos casos y cruel en otros los fue despidiendo, siempre soñando con ese príncipe azul, de cuentos machistas que debía rescatarla de su castillo. El tiempo pasaba y su paciencia se iba agotando, poco hacía por buscar futuro y menos por permitir que aquellos que se acercaban con promesas de matrimonio cambiaran el suyo.
Las que rodeaban con menos belleza que ella iban teniendo más suerte, más futuro, más… no comprendía porqué era así si ella lo tenía todo. No se sabe si por la envidia que generó al nacer provocó a las fuerzas del mal que se conjuraron para que nunca saliera de su mundo y nunca encontrara algo mejor; o por su propia culpa al rechazar todo lo que se le acercaba, esperando siempre algo mejor, lo único cierto es que por lo uno o lo otro se encontraba sola. Sola en la vida.
Todos los cuentos tienen un Hada Madrina que la saca de los problemas y le ayuda a despertar. Me pregunto si también nosotros necesitamos a esa Hada Madrina que con su varita mágica nos cambie nuestro presente, o como la Bella Durmiente que un gran acontecimiento le ayudó a despertar,…
Se habrán imaginado que no se trata de un cuento, ni de una historia para contar a nuestros hijos; por ahora es nuestra realidad, la de nuestra Ciudad, y digo por ahora hasta que ella quiera despertar y coger las riendas de su vida, de su futuro para no sólo vivir de su belleza y permitir que los que se fueron puedan volver por que aquí hay vida y futuro para vivir.