Los testimonios de las mujeres que sobrevivieron a la agresión y vejaciones de los franquistas son espeluznantes. Es muy difícil que lo hayan contando y casi imposible conseguir autorización para su publicación. No solamente hubo mujeres jóvenes o maduras que fueron asesinadas, fusiladas y hechas desaparecer, también hubo muchas mujeres apaleadas, torturadas, violadas, encarceladas…
Esa violencia contra las mujeres fue terrorífica durante los primeros años de la dominación fascista pero continuó durante los 40 años de dictadura y parece que no termina porque el machismo asesino es una de las consecuencias del desprecio misógino del franquismo y de la iglesia hacia las mujeres.
Lidia Falcón, abogada, escritora, periodista, doctora en filosofía que se destacó por la defensa del feminismo sí ha dado testimonio de su terrible experiencia personal bajo el terror policial de Franco: El otoño de 1974 fue negro e imborrable. Fue detenida en relación con el atentado que hubo en la cafetería Rolando de Madrid el 13 de Septiembre de 1974. Esa cafetería estaba al lado de la Dirección General de Seguridad: “Yo no tenía nada que ver con aquello. Procesaron a 22 personas por el simple hecho de que todos conocíamos a Eva Forest que acabó confesando su participación”. Franco estaba en las últimas y su policía se empleaba a conciencia para mantener el régimen.
Durante nueve días Lidia Falcón fue interrogada y torturada en los sótanos de la dirección general de seguridad en la Puerta del Sol. Su caso está incluido en la denuncia de Women’s Link Worldwide (enlace mundial de las mujeres) sobre crímenes de género durante la dictadura.
“Recuerdo los gritos e insultos de índole sexual: puta, zorra, tortillera, vampiresa…” relata la fundadora del Partido Feminista. Lo peor llegó después en los sótanos. “Me colgaron por los brazos y me molieron a golpes, puñetazos en el estómago. Lo presenciaba el comisario Roberto Conesa y los ejecutores fueron “Billy el niño” (apodo del expolicía Antonio González Pacheco) y otro más.
Billy el niño era un sádico. Le gustaba. Se veía que disfrutaba de esos momentos. Mientras me golpeaba en el estómago me decía: “Puta ahora ya no parirás más”. Toda la fortaleza de Lidia Falcón parece quebrarse por un instante: “Nunca me recuperé del todo de aquellas palizas. Me han operado varias veces en la matriz porque quedó destrozada. No se lo conté a nadie, ni siquiera a mi familia. Al principio fue para proteger a mis hijos y evitarles el dolor. Luego lo callé, sin más. Supongo que fue un mecanismo de defensa. A raíz de la querella argentina me animé a contarlo”.
Lidia Falcón acudió al Archivo Histórico en busca de los expedientes sobre su detención. No existía ningún rastro. Su nombre sólo aparece en un documento que recoge una conversación mantenida por dos policías. “Todo ha sido eliminado. Es parte del pacto de silencio de la transición. Todo aquello queda atrás. No hay culpables. No hay condenados. No hay investigaciones. España es un país único y el bipartidismo tiene gran parte de la culpa”.
Este relato y otros han sido recogidos y publicados esta semana por Ana María Pascual en Intervíu. Ella sigue atentamente los avatares por los que atravesamos los familiares de las víctimas del franquismo en toda España. Estuvo aquí en Ronda y relató lo acaecido sobre nuestras fosas en Noviembre del 2014.
En gran parte gracias a los periodistas de Ronda y a otros de Andalucía y España se pudo parar la destrucción de las fosas, que es decir la destrucción de las pruebas más fehacientes de los terroríficos crímenes del nazi-fascismo franquista.
ANTONIO
Los republicanos, los comunistas, la CNT, hicieron exactamente igual.
Ganas de abrir heridas que estaban cerradas.
Que vergüenza.
LAS GUERRAS LAS DECLARAN LOS POLÍTICOS,
LAS HACEN LOS MILITARES,
LAS PADECE EL PUEBLO Y
LAS ENGENDRAN LOS COBARDES.