El cultivo de pistachos ya existía en Andalucía en la época de la ocupación árabe, aunque, tras la reconquista de los Reyes Católicos, este producto fue desapareciendo, aunque no se sabe exactamente a qué se debió su extinción. La versión más aceptada apunta a que se trata de un cultivo que era desconocido para los cristianos que fueron cortando los árboles que no daban fruto (son los machos necesarios para la polinización), lo que hizo que las explotaciones dejasen de producir. La segunda versión, propia de una leyenda, apunta a que debido a la forma del pistacho al abrirse habría provocado que la Santa Inquisición prohibiese su cultivo.
No obstante, lo que sí está documentado es la existencia del mismo en diferentes zonas de Andalucía, por lo que desde hace unos años ha sido tomado por algunos agricultores como una alternativa a los cultivos tradicionales, en especial, el olivo o el almendro.
De momento, aunque la extensión no es excesivamente grande, en la conocida como meseta de Ronda es una de las áreas de la provincia en la que los estudios indican que se cumplen las condiciones meteorológicas necesarias para este cultivo, en especial, por la necesidad de contar entre 800 y 1000 horas de frío, en función de la variedad que se plante.
Uno de los agricultores que han apostado por el pistacho es David García, un joven de Cuevas del Becerro que ya cuenta con una explotación de apicultura. Ahora está convencido de que puede encontrar una nueva vía de negocio en este cultivo, al que se estima que es tres veces más rentable que el olivo cuando se encuentra en plena producción.
De momento, David, tras dos años de buscar información y hacer estudios sobre el terreno disponible, se decantó por apostar por el pistacho, aunque también barajó olivos y almendros. No obstante, tras mucho pensarlo y a pesar de que la inversión para la compra de las plantas es muy superior, se terminó convenciendo de la viabilidad de cultivar pistacho. Eso sí, ha tenido que optar por la variedad más tardía para evitar las fuertes heladas que podrían acabar con la floración.
En su caso han sido 3 hectáreas de terrenos las que ha plantado, habiendo sido posible la inclusión de un total de 700 plantas, por las que ha tenido que desembolsar casi 6 euros, a lo que tendrá que añadir el injerto.
No obstante, existen otras variedades más económicas, aunque en su caso, tras los análisis de la composición de la tierra, han optado por este tipo al ser la más adecuada para su crecimiento en el tipo de terreno del que disponen. Pero no es el único en hacerlo, ya son varios los agricultores de la zona que han plantado pistachos y algunos han llegado a las 15 hectáreas, lo que supone una plantación de gran importancia.
Además, en la vecina localidad de Alcalá del Valle, perteneciente a la provincia de Cádiz pero incluida dentro de la denominada comarca natural de Ronda, también se han realizado ya plantaciones de este cultivo. Precisamente, allí reside José Manuel Dorado, otro de los agricultores que desde hace tiempo lleva investigando las condiciones climatológicas de la Serranía de Ronda para comprobar la viabilidad de este producto en la zona. Dorado confirmó que se está produciendo un importante interés de agricultores por conocer este cultivo y que están barajando la opción de plantarlo.
Eso sí, la mayoría coinciden en que todavía les miran como “tipos raros” al apostar por un cultivo que sigue siendo una excepción en la zona y muy poco extendido. No obstante, confían plenamente en las posibilidades que tiene y esperan ser los precursores de una actividad agrícola que funciona ya en otros puntos.
De este modo, la Serranía de Ronda se suma a Archidona, zona en la que José Aguilar fue el pionero en apostar por el pistachero, hasta el punto de que su empresa en la actualidad es uno de los principales productores nacionales. Posteriormente, tras comprobar su éxito, otras pequeñas plantaciones se han sumado a la gran extensión que posee este productor, de alrededor de 100 hectéreas.
Además, tras vender durante muchos años su producción a la industria catalana para su transformación, procedió a instalar su propia planta de transformación y poner en marcha una marca propia para la venta directa. En la actualidad España importa de Irán y Estados Unidos la gran mayoría del pistacho que se consume, y es que se calcula que tan solo se produce en nuestro país un 5% de pistacho que consume.
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