Corría febrero del 86 cuando Luis Almagro y dos amigos decidieron montar una sociedad llamada Autoescuela Rilke y situarla en el antiguo cine Cristina en calle María Cabrera, donde hoy día encontramos el establecimiento de Arasat. Buscaron un nombre relacionado con Ronda, “pero no el típico Tajo ni nada de eso” y decidieron ponerle Rilke, “algo original”, el apellido del poeta Rainer María, personalidad muy ligada a Ronda a comienzos del siglo XX.
Con el paso del tiempo, la empresa cambió su ubicación a Calvo Asencio, lugar donde se encuentra actualmente, “y no te imaginas como podía ser el pasillo de este local en sus inicios, era mortal” cuenta Luis Almagro, gerente de Autoescuela Rilke. Desde aquella fecha hasta nuestros días alcanza sus 30 años en funcionamiento, “con lo difícil que es encontrar una pequeña y mediana empresa que lleve este tiempo”, lo que ha llevado a convertirla en una de las más antiguas de Ronda y la comarca.
“Hemos tenido éxito en cuanto a poder aguantar todo este tiempo por las crisis que hemos pasado, sobretodo esta última que se ha llevado por delante a muchísimas escuelas”, explica Almagro. “El tratar a los alumnos como amigos en lugar de clientes y el tener una formalidad en cuanto al público” ha sido uno de los puntos clave para conseguir que en estos 30 años de vida hayan pasado por la autoescuela alrededor de 15.000 alumnos, “la máxima nuestra es que cada persona que entre salga contenta porque esto supone que te van a traer más compañeros y amigos”.
Todo ello, como expresa el gerente de la autoescuela, empieza por una selección minuciosa del personal docente y de oficina, “el éxito está en el personal que hemos tenido trabajando y que tenemos”. Almagro recuerda que en los buenos años de expansión llegaron a tener nueve autoescuelas en la provincia de Málaga, Cádiz y Sevilla, y una plantilla conformada por unos 30 compañeros, lo que más tarde derivó en la supervivencia de un solo centro, el de Ronda, y una reducción de personal: “Llegaron los años malos de crisis, tuvimos que dar marcha atrás y reaccionar a tiempo para cerrar lo que no producía, por ese motivo actualmente solo nos quedamos siete trabajando”. Por aquel entonces “montamos también el Pub Rilke, pero partimos la sociedad a los 12 años y absorbí yo solo la empresa, quedándome con la autoescuela”.
Único centro de la ciudad que ofrece el carnet de camión, autobús y articulados
En un principio la Autoescuela Rilke empezó con la preparación para el carnet de coche y motocicleta, “después nos fuimos abriendo a camión, autobús y articulados, convirtiéndonos en los únicos en Ronda que los ofrecemos”.
Desde ese año 86 hasta nuestros días, los métodos de enseñanza han cambiado siempre forzados por la evolución tecnológica, un ámbito que fascina al gerente del centro: “Ten en cuenta que al principio teníamos una pizarra, una tiza y a explicar cosas, el alumno se tiraba 5-6 meses en la teórica porque era un temario amplio para el que no teníamos los test de exámenes, ahora tenemos ordenadores, proyectores…y trato de estar a la última de los medios tecnológicos para el aprendizaje”. A diferencia de otros centros, ellos mantienen la costumbre de ofrecer las clases teóricas puesto que facilita la absorción de contenidos y “no soy partidario de dar los tests y ya está”.
Centro de formación
El paso del tiempo ha hecho que “esto ya no es solamente autoescuela sino también un centro de formación, impartir cualquier otra enseñanza”. Curso de 140 horas del Certificado de Aptitud Profesional (CAP) obligatorio para los conductores de camiones, curso de mercancías peligrosas, riesgos laborales, inglés, oposiciones para Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional son algunas de las enseñanzas que en la Autoescuela Rilke imparten y ofertan. “Estamos abiertos a todo”, añade Almagro.
En las últimas palabras de Luis Almagro solo caben gestos de agradecimiento por estos 30 años a todas y cada una de las personas que han pasado por la autoescuela y han dado la vida por esto al igual que él: “A los profesores por volcarse de la manera que lo han hecho, desde Nieves, secretaria que lleva aquí casi desde el principio, pasando por Francisco Jiménez, profesor veterano, Pablo, Ernesto y Leiva”. Sin olvidar a sus familiares “sobretodo a mi mujer, por aguantar mi dedicación casi en exclusiva que hay que tener a esto, convivir con una persona así es muy difícil y son muchas horas porque estoy aquí de lunes a lunes”.