Mientras en Madrid andan enfrascados en unas negociaciones multibanda, en las que no paran de ponerse líneas rojas, en Ronda andamos enfrascados en una versión similar a pequeña escala, con unas negociaciones para saber si es viable una moción de censura, pero que parece ser directamente unas negociaciones sobre el gobierno tras la moción.
Al igual que debería ocurrir en Madrid, aquí también debería despejarse la incertidumbre lo antes posible, en especial, por el beneficio de una ciudad que lo último que necesita es un gobierno en el alambre, en seudo funciones hasta que se tome una decisión, y con los grandes temas nuevamente paralizados.
Lo último que necesita Ronda es meterse en un pantanoso estado político, y es que, aunque aquí miremos solo nuestro ombligo, en nuestro entorno el resto de ciudades tratan de despegar y marcar nuevos rumbos para intentar tener un mejor futuro.
Las inestabilidades políticas no traen nada bueno, por lo que, por el bien de Ronda, lo mejor es que se despeje en breve plazo si se mantiene el gobierno o se cambia.
Mientras tanto, el PGOU puede a quedarse a ralentí, los promotores de la almazara museo de Philippe Starck se marchan directamente a tramitar sus asuntos con la Junta ante el lío local, y posibles inversores están sentados en sus oficinas a la espera de saber si tienen que hablar con unos o con otros. No es cuestión de prisas, es responsabilidad lo que se exige.