El refrán popular dice que lo poco gusta, lo mucho cansa y lo repetitivo aburre, la verdad es que con los debates televisivos que estamos viendo, padeciendo en algunos casos, con motivo de estas elecciones nos está ocurriendo algo de eso.
Aunque con los resultados de los shares televisivos, esas medidas que analizan cuanta gente está viendo un programa televisivo en un momento determinado, que parecen precisos aunque nadie sabe como lo pueden ser , el éxito de la fórmula está garantizado. No lo es tanto la influencia que estas confrontaciones a dos, a tres, a cuatro o incluso a ocho o a nueve, puedan tener sobre el sufragio de los electores a la hora de depositar su voto. Normalmente, el televidente que se sienta en su sofá a contemplar esos debates suele tener claro a quién votará y es difícil que cambie su posición, por lo que puedan decir unos y otros, que tampoco suelen variar mucho sus planteamientos previos por lo que los debates no son tan decisivos como cada medio protagoniza uno de ellos o nos lo quiere hacer ver.
En cualquier caso ya queda menos, cuando el próximo sábado salgamos a la luz estaremos todos reflexionando sobre algo que ya tenemos decidido y los verdaderos y más interesantes debates se producirán a partir del día 21 y esos no serán televisados.