Me van a perdonar el martilleo (como diría Rajoy I de Moncloa), pero es inevitable. Pasión de Catalanes está a punto de rodar su capítulo más intenso este domingo y no lo podemos pasar por alto.
Nunca en una confrontación política había tenido tanta dificultad para posicionarme del lado de unos o de otros, pero en esta ocasión es imposible. En mi conciencia, ambos pierden por incomparecencia.
Los unos por demagogos, por querer enmascarar su ineptitud poniendo en marcha un proceso disparatado en marcha sin garantías mínimas de nada. Juntos por el sí es la antipolítica, es una suma de voluntades que no tienen nada en común en favor de un objetivo, separarse de España, no importa cómo, ni por qué ni siquiera para qué. Ni importa ni lo saben.
Creo que en mi ránking particular de mezquindad, el señor Más ocupa un lugar honorífico. Sinceramente creo que no cree en la independencia, que nunca ha creído. Él sólo cree en el poder por el poder y viendo que lo perdía no ha tenido otra opción que engañar a los sentimientos de otros. Respeto al señor Junqueras, aunque no comparta sus argumentos, creo que él se siente firmemente independentista y está en su derecho de pelear por ello, aunque tampoco creo que a cualquier precio. Al señor Romeva como su única función es figurar en el escaparate podríamos decir que es difícil encontrar un candidato que brille más (libre interpretación).
El estado es responsable directo de esta deriva. Su inmovilismo injustificado nos ha llevado a que los independentistas cuenten con más motivos de los que en principio deberían contar para reclamar lo que reclaman. Si en vez de haber gastado las fuerzas en negar la evidencia, se hubiesen invertido en argumentar la falta de conveniencia para los catalanes y para España de una secesión, mejor nos habría ido.
El domingo nos vamos a divertir, pero, ¿y el lunes? Yo apuesto a que entre la CUP y Junts Pel sí llegan a la mayoría de escaños (no sé si de votos). ¿Serán capaces?
