Después de varios intentos y antecedentes, la Comunidad Económica Europea (CEE) fue una unión económica creada por el Tratado de Roma de 1957. Cuando, en 1993, se forma la Unión Europea (UE), la CEE se incorpora a ella y se pasa a llamar Comunidad Europea (CE). En 2009, las instituciones de la CE fueron absorbidas por el entramado institucional de la Unión Europea, dejando la comunidad de existir.
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Miembros fundadores de la CEE: Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Alemania Occidental.
La Unión Europea (UE) es una comunidad política de derecho, constituida en régimen sui géneris de organización internacional, nacida para propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los Estados y los pueblos de Europa. Está compuesta actualmente por veintiocho Estados europeos y fue establecida con la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea (TUE), el 1 de noviembre de 1993.
Miembros actuales de la UE: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, República Checa, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía y Suecia.
La Unión Económica y Monetaria (UEM) es el área formada por el conjunto de países, dentro de la Unión Europea, que comparten un mismo mercado, y una misma moneda (el euro), y donde se ejecuta una política monetaria única.
En ella se deben respetar cuatro libertades fundamentales de circulación de: mercancías, servicios, personas y capitales.
Los miembros actuales de la UEM son 19: Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Finlandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal (el 1 de enero de 1999, fijándose el cambio único del euro en estos países, y sustituyéndose las distintas monedas por el euro el 1 de enero de 2002).
Grecia se había incorporado también a la UEM en 2001, y posteriormente: Eslovenia en 2007, Chipre y Malta en 2008, Eslovaquia en 2009, Estonia en 2011, Letonia en 2014 y Lituania el 1 de enero de 2015.
Se supone que la Unión Económica Europea pretende fundamentalmente (o debe pretender) lo que significa una palabra precisamente bastante trillada últimamente en Economía: sinergia.
La sinergia procura que, por ejemplo, la suma de 3 más 2 sea superior a 5 pues, según la definición de la RAE, sinergia es la “acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales”. O también, como segunda acepción en Biología: “Concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función”.
Precisamente, esta palabra “sinergia” viene del vocablo griego «συνεργία», que significa “cooperación”.
¿Es esto lo que está consiguiéndose en la Unión Económica y Monetaria Europea? Me temo que no. E incluso en muchos casos tal vez se esté produciendo todo lo contrario.
Cuando todos los países miembros de la UEM produzcamos más todos unidos que todos por separado; cuando los buenos o malos resultados de cualquiera de los componentes repercutan en todos los demás y los sintamos cada cuál como propios, cuando nos alegremos de los logros y nos duelan los fracasos a todos por igual, ya sean éstos de Grecia o de Alemania o de cualquier otro; cuando pensemos en clave europea y no en clave local; cuando nuestros gobernantes de turno defiendan intereses comunes y no partidistas o personales; cuando no nos pongamos zancadillas, nos sintamos como hermanos y vayamos todos a una (como en Fuenteovejuna), entonces comenzaremos a sentirnos europeos de verdad en una Unión Económica y Monetaria.