A propósito del combate de boxeo que tuvo lugar la pasada semana en la que se enfrentaron Pacquiao y Mayweather me vinieron a la cabeza algunas reflexiones que me gustaría compartir con ustedes. En primer lugar, yo sé que aquí en España cuando Urtain y demás se seguía el boxeo con más o menos asiduidad, pero ¿recuerdan ustedes un combate que hubiera levantado tanta expectación en los últimos cinco lustros?
El caso es que combate del siglo para arriba, combate del siglo para abajo, algunos nos lo creímos y pagamos, sin pensarlo mucho, porque era el combate del siglo, doce eurazos para presenciar tan digno espectáculo a las seis de la mañana. Y ya salió el ‘cuñao’ que todo español lleva dentro. A mí me pueden contar lo que quieran que aquí de boxeo, salvo a cinco o seis no le interesa a nadie. Pero de repente, esa mañana, surgieron como de las piedras mil entendidos en la materia.
El asunto es que iba transcurriendo la pelea y aquí todo hijo de vecino daba por ganador al pequeño filipino. Cuando digo todos, digo comentaristas de televisión, pachecos de twitter y demás fauna ibérica. Mi curiosidad me llevó a ver qué decían los comentarios en directo de los medios americanos, y para mi sorpresa tenían más claro que nosotros que el ganador iba a ser Mayweather. Al final tenían razón ellos, que para eso entienden del tema. Para explicarme, lo que hicimos nosotros, visto desde allí, es como si llega un japonés a ver un Barça-Madrid y ganan los culés 4-0 pero ellos dicen que el vencedor es el Madrid porque ha sacado más córners.
Piénsenlo. Los americanos nos han hecho levantarnos a las cinco de la mañana y pagar doce euros para ver hacer el canelo a dos tirillas. De hecho recuerdo algún Elche-Levante más emocionante. Porque si a uno le dicen “combate del siglo” se espera a dos bigardos dándose hasta en cielo de la boca, pero estos dos que no pesaban más de 70 kilos…
Total que nos la han vuelto a hacer, hemos de admitirlo. Estos señores experimentan con nosotros, son los dioses del marketing y nos pueden vender cualquier cosa y ahí estuvo la prueba. Por cierto, después de despotricar tanto, pasarán las semanas se anunciará la revancha y ¿adivinan qué? La volveremos a comprar.