La decisión tomada por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha levantado polémicas entre los distintos grupos de la oposición, tan legítimas como lo es la decisión de la “niña de Griñán” de convocar las elecciones cuando crea conveniente. Nunca lo de conveniente ha sido tan acertado. Los “cabreos” de IU, PP y Podemos parecen cuando menos lógicos, a IU le duele mucho perder sus cargos en la Junta en un momento de debilidad con respecto al partido que lidera Pablo Iglesias. Los del PP saben que su cabeza visible en Andalucía es un gran desconocido y a Podemos les coge entre sus peleas internas, lo de Ronda es un ejemplo fundamental con dimisiones y contradimisiones de las mismas personas de un día para otro, por lo que la apuesta de la presidenta tiene una buena opción electoral.
Al PA el tema le afecta poco, los nacionalistas se muestran resignados a que sus resultados electorales les dejan fuera del Parlamento y centran sus esfuerzos en recuperar espacio en las elecciones municipales, donde echarán toda la carne en el asador y otros grupos políticos parecen haberse resignado a la marea que puede venir.
La presidenta nos condena por tanto a un año plenamente electoral con autonómicas, municipales y generales, para evitar probablemente que alguno de sus colaboradores pueda verse condenado en los juicios sobre los ERE que tarde o temprano sentarán a colaboradores de Díaz en el banquillo.