Cuatro carteles y unos cuantos paracaidistas. Así podría definirse la campaña electoral que los partidos políticos están realizando para las elecciones europeas, de las que no se cansan de decir a boca llena que son muy importantes pero que sus gestos demuestran que se lo creen muy poco.
Ruedas de prensa con la correspondiente presencia de algún histórico, paseo por la calle y a casita, que estamos a un año de las elecciones municipales y esas sí que las consideran importantes. De hecho, se está haciendo casi más campaña ya para las elecciones locales que para la inminente cita europea con las urnas.
Una lástima que los partidos digan que históricamente se han equivocado en no darle importancia a Europa y luego no pongan toda la carne en el asador. Una prueba de ello es el presupuesto para esta campaña, que, como lo definía un militante local, solo tenemos “unos cartelitos y varias banderas”. Triste, muy triste.
Los únicos que están poniendo un poco de más empeño en la campaña son los representantes de IU, más impulsados porque creen que pueden tener un buen resultado que porque estén dando realmente una gran importancia a las elecciones. A pesar de ello parece que seguirán siendo una minoría en el Parlamento Europeo y eso les hace poder tirar de algunos lemas que rozan lo demagógico, pero que gustan en el oído de un elector muy cabreado, y con razón, con los dos grandes partidos. Una simple muestra de ello es el lamentable debate que protagonizaron los dos candidatos de PP y PSOE en televisión.
Y mientras las formaciones históricas siguen en su particular mundo, jugando con fuego y tomando por tonto al ciudadano, los paracaidistas, pequeñas aventuras electorales, tratan de pescar en río revuelto. En Ronda se pueden ver algunos de sus carteles y hasta han hecho campaña personal. Particularmente no me gustan aquellos que dicen tener soluciones mágicas, aunque es comprensible que estos cantos de sirena puedan cautivar a más de un votante que piensa en votar castigando a los grandes. Por cierto, no se confundan, algunos ciudadanos comienzan a meter en el mismo saco a PP, PSOE, IU y nacionalistas, y es que parece que también comienza a romperse el discurso de que aquí los únicos malos de la película son los dos grandes. “Hay que votar, aunque sea a Los Verdes”, comentaba el pasado jueves una familia mientras paseaba por el centro de Ronda. Un ejemplo más del cabreo de una sociedad que parece que cree más en la democracia que muchos de los grandes dirigentes de los partidos políticos, empeñados en esconder la cabeza bajo el ala ante la corrupción y que siguen creyendo que el ciudadano no tiene el más mínimo criterio. Mal van. Siguen cocinando un caldo que se les puede cortar en cualquier momento.