La confección del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ronda es uno de los episodios más negros de la reciente historia de nuestra ciudad. Años de tramitación, dudas sobre presuntos intereses ocultos y la ciudad de Ronda como gran perjudicada.
Pasados los años de la especulación, durante los que muchos quisieron ver en este documento los intereses de inversores o constructores con ganas de hacer dinero rápido a la sombra de la burbuja del ladrillo, ahora nos encontramos con una absurda discusión entre la delegación territorial de Medio Ambiente en Málaga y los responsables municipales de Urbanismo sobre si han pedido información o no. Y mientras son incapaces de sentarse en una misma mesa y aclarar una cuestión tan básica, la tramitación del principal documento urbanístico de la ciudad sigue durmiendo en sueño de los justos en un cajón.
En este asunto no puede venir ninguna formación política a decir que no tiene culpa, porque, con mayor o menor grado de implicación, todos los partidos han tenido participación en este asunto, incluidos los que ya no están en la Corporación municipal.
Ahora, tras un primer impulso del actual Gobierno, todo parece paralizado por un informe sobre vías pecuarias, un asunto menor que hace que lleve todo parado un año. Lo mínimo que se exige ya es un poco de seriedad y responsabilidad política.
