Dicen que estos días te pones más bonita que nunca, que te engalanas y te pavoneas ante todo el que te quiere ver.
Dicen que sacas las mejores galas y eres envidia de muchas de tu misma apariencia. ¡Qué los años no importan, lo que cuenta es como los llevas!
Dicen que aprovechas para enamorar sin que se dé cuenta nadie, guiñas los ojos como buena moza que eres, muestras tu sonrisa y esa mirada que te hace única e inconfundible. Haces el parpadeo tan lento que todo aquel que lo ve se queda absorto con tu belleza, ese dulce que lejos de empalagar te deja con ganas de más.
Y es que la buena moza no tiene que hacer mucho para enamorar, pero si además lo intentas lo consigues sin dar más importancia. Eres quien enamoró a viajeros y románticos, pero ¿quién no se vuelve romántico al pasearte por esas calles estrechas y juguetonas? ¿Quién se puede quedar impasible ante la luz que atraviesa los parques y jardines? ¿Quién, si no tú, puede alardear de haber estado acompañada de lo más granado de las sociedades de todas las épocas? ¿Quién puede poner en duda que siempre has sido una de las joyas del jardín de los mejores de esta bendita tierra?
¡Ay de quien no te haya visto y disfrutado! No podrá contar nunca que te vio por plazuelas y rincones de belleza inigualable, no disfrutó de un atardecer en la ciudad o un amanecer por esas cuestas de piedra que hacen más bello lo vivido.
Para los que te amamos de siempre no es sorpresa cuando nos hablan de ti, sabemos quién y cómo eres, porque no te hacen falta aditivos de fiesta o goyesca, sólo disfrutándote te das cuenta que estás en un lugar privilegiado. Ronda, siempre Ronda.