Diego Díaz Berlanga / José Marín Salas «Niño del Gastor»
El pasado 24 de agosto, a las 22:00 horas, se celebró en las Murallas del Carmen el XLV Festival de Cante Grande de Ronda, organizado por la Delegación de Fiestas del Ayuntamiento de Ronda con la colaboración inestimable de la Diputación de Málaga, Unicaja y el asesoramiento de la Peña Flamenca de Ronda, Tóbalo y Fernanda y Bernarda. Dicho festival sirvió de homenaje a Ronda como cuna del flamenco, donde la III Bienal de Arte Flamenco de Málaga ocupó un lugar destacado.
Con una asistencia masiva, como hacía años que no se veía, comenzó el festival a la hora señalada. El presentador Paco Vargas dio forma a tan significado evento, uno de los más antiguos de nuestra querida Andalucía. Paco engrandeció, aún más si cabe, el evento por sus conocimientos y profesionalidad, contribuyendo al éxito del mismo.
El Festival tuvo dos partes bien diferenciadas: En la primera parte actuaron los ganadores del XIX Concurso Nacional de Cante y Baile “Aniya la Gitana” de Ronda: al cante Paqui Corpas y al baile Gonzalo Quintero. Además actuó el cantaor local Francisco Fernández “El Mollina”. La segunda parte la acaparó el espectáculo «Puerta de Jerez», cuyo elenco de artistas de primera fila actuaron también en la III Bienal de Arte flamenco de Málaga, y está integrado por: al cante, La Macanita, El Torta, Luis El Zambo, Fernando de la Morena, Juana Fañe y Juanilloro; al baile, Pilar Astola; y a la guitarra, Fernando Moreno e Isaac Moreno.
Abrió el Festival Francisca Corpas Martín, «Paqui Corpas», ganadora del XIX Concurso Nacional de Cante, Baile y Toque “Aniya la Gitana” en la modalidad de Cante. Con la guitarra de Agustín de la Fuente, desgranó malagueña de la Trini y verdial, soleá apolá y remató su actuación con un cuplé por bulerías, rememorando a la más grande (en su modalidad) que fue Rocío Jurado. Paqui estuvo en flamenco durante toda su actuación, dominó todos y cada uno de los estilos interpretados; de su garganta salió la única malagueña que se cantó en el festival, como era de esperar. Demostró el porqué es, en la actualidad, una de las máximas representantes del cante malagueño, es una cantaora hecha, aplomada, con sentido del compás y velocidad en el cante cuando este lo requiere.
En segundo lugar actuó Gonzalo Quintero, de Jerez de la Frontera, de la escuela de Antonio el Pipa, ganador del Concurso “Aniya la Gitana”, en la modalidad de baile. Con la guitarra de Juan Torres y el cante y palmas de Jesús Flores, Inma Rivero y Pepe de Pura, bailó por alegría. A pesar de su juventud, este bailaor jerezano va bien de pies y brazos, posee el aplomo, verticalidad y apostura flamenca para poder triunfar en este mundo del arte flamenco.
En tercer lugar actuó el cantaor local Francisco Fernández “El Mollina” que con la guitarra de Jesús Vega, interpretó la solea y remató su actuación por fandangos naturales. Estuvo y gustó a parte del público asistente. “El Mollina” es un cantaor joven en un periodo de transición, pues está pasando de cantar por Antonio Molina y Camarón a buscar una identidad propia, posee los metales que requieren esa transformación. Pero debe buscarse asimismo y estudiar mucho, ese es el camino.
La segunda parte diferenciada del XLV Festival de Cante Grande de Ronda, la constituyó el espectáculo “Puerta de Jerez” que nos mandó para Ronda la III Bienal de Arte Flamenco de Málaga, organizado por la Diputación de Málaga. Se caracterizó por la poca implicación de determinados componentes del mismo, pues se notó sobremanera que el hurón, léase “jurdeles”, estaba de antemano en la talega, con las salvedades puntuales, que las hubo. Me refiero al esperado fin de fiestas, que fue todo menos un final de fiesta en condiciones; pues se cantó dos letras por bulerías a cargo de Juanilloro y Macanita, con patadas respectivas de Gonzalo Quintero y Pilar Astola. El respetable esperaba un poquito más, supo, por decirlo así, a poco.
Comenzó cantado Luis Fernández Soto “El Zambo”, perteneciente e integrante de una de las dinastías más flamencas de Jerez, conocida como “Los Zambos”. Con la guitarra magistral de Fernando Moreno, cantó por solea por bulerías, taranto, siguiriya y bulerías. Sin poner en duda la calidad artística de Luis, al que lo avala su magnífica trayectoria, pues es considerado uno de los máximos representantes del cante jerezano, hay que reseñar que su actuación en Ronda fue flojita en su comienzo, pues no llegó a encontrarse totalmente en la solea por bulerías y no aparecieron o llegaron los duendes propios que la noche requería. El taranto impregnado de su peculiar estilo, recordando a Manuel Torres, y sobresalió por seguiriya y bulerías.
Juan Moneo Lara “El Torta”, perteneciente a la saga cantaora de “Los Pacotes”, hermano del incomparable Manuel Moneo y tío de El Barullo y Macarena Moneo, con la guitarra de Isaac Moreno, desgranó alegrías, soleá y bulerías por partida doble. Decir que el Torta es al cante lo que Paula fue al toreo: genial, imprevisible e irregular; pero lo que no se le puede negar es su honestidad, pues no se peleó con el cante o estilos que interpretó, sino que entabló una guerra viva con ellos. Estuvo en su actuación falto de recursos, cantando al límite de sus posibilidades, pues no pudo llevar a su sitio algunos tercios de los estilos interpretados, pero su eco e improvisación cautivó a todos los asistentes en la solea y su particular hacer por bulerías, que levanto al público asistente, que pedía más y no fue satisfecho.
Pilar Astola, acompañada de la guitarra de Fernando e Isaac Moreno, el cante de Juanillorro y las palmas de Ali de la Tota y Paco Moreno, bailó por alegrías rematadas por bulerías. Gustó al público asistente, haciendo recordar a sus progenitores en el manejo que hizo magistralmente del mantón y el capote; su actuación nos hizo recordar el mejor baile antiguo de la escuela sevillana. Al final de su actuación, cantó la canción de «Ay pena…», dedicada a su hija presente en el evento. Su cante fue, quizás, un homenaje a la genial Lola Flores.
Tomasa Guerrero Carrasco, “La Macanita”, está considerada como una de las mejores voces flamencas femenina que Jerez ha parido a lo largo de la historia de flamenco, comparable a la de La Paquera.
Acompañada de la guitarra de Isaac Morenoy las palmas de Macano, Chícharo y Ali de la Tota. Empezó cantando tientos tangos, siguió su actuación profundizando en los lamentos emotivos de la soleá, haciendo un recorrido por Alcalá, Jerez, pasando por Utrera, donde recreó los cantes de Merced la Serneta, haciéndonos recordar a Fernanda, pero con una voz y sello propio, pues su voz profunda y melosa está llena de referencias del auténtico cante gitano. Terminó su actuación por bulerías, en la que se levantó, cantó con micrófono y sin él, bailó y se entregó sin fisuras al son y compás hipnótico de Jerez. El público enfervorecido pedía más cante, como queriendo que ese momento no acabara nunca.
Fernando de la Morena, arropado por la guitarra de Fernando Moreno, las palmas de Paco Moreno y Ali de la Tota, empezó su actuación por Cantes de Trilla impregnados de su personalidad cantaora, con esos tres “ayes” característicos e inconfundibles con que remata determinados tercios; fandangos naturales de corte personal, siguiriya dedicadas a su Moraito del alma, rematando su actuación por bulerías, con ese soniquete tan particular, distintivo y propio, que le hace distinto a los demás y hasta diría que único. Con su actuación se plasmó el carisma de Jerez, y fue aceptado masivamente por un público incondicionalmente entregado.
La organización del Festival, perfecta. Se cuidó hasta el más nimio detalle. La megafonía muy buena. ¿Y qué decir del recinto donde se celebró? Un marco incomparable, “Las murallas del Carmen”, lugar emblemático de la Ciudad y bonito donde los haya.
Qué bien ha quedado este maridaje Jerez-Ronda, cunas verdaderas del cante flamenco.