«No podemos continuar tocando, hay que parar», es una de las frases que los grupos de música en vivo o los cantautores temen oír en mitad de una actuación. Y es que eso es lo que viene pasando en los bares con música de Ronda desde hace unos meses, cuando la Policía Local ha iniciado una aplicación estricta de la normativa andaluza que prohíbe las actuaciones en vivo en locales que no sean salas de fiestas. «No sabemos el motivo, pero desde hace unos meses es muy frecuente que la Policía llegue diciendo que hay que parar porque han llamado diciendo que se estaba haciendo una actuación ilegal», explica Queco Roca, presidente de la asociación Amigos de la Música. Además, resalta que en algunos de los informes policiales se deja claro que el ruido no salía al exterior y que no había molestias. «Ni un mimo se puede llevar», dice Queco como ejemplo de lo «absurda» que consideran que es esta norma, que deja sin escenarios en los que actuar a los músicos.
Ante la situación que se está produciendo, músicos, industriales, empresarios y aficionados han decidido unirse para reclamar al Ayuntamiento de Ronda que realice una regulación que permita hacer actuaciones controladas, acordes a las características de cada local y dentro de una norma establecida. «Entendemos que tiene que existir un control y que las actuaciones no molesten», dice Alberto, uno de los músicos afectados por esta situación. De hecho, se muestran dispuestos a colaborar en el control y son partidarios de que se midan los decibelios que se puedan generar para que no se moleste a nadie.
Para ello han mantenido un primer encuentro con la alcaldesa de la ciudad, María de la Paz Fernández, a la que han entregado un primer lote de firmas de apoyo, al tiempo que han pedido que estudie la posible «solución» a la problemática planteada. De hecho, no es Ronda la primera ciudad en la que se produce una situación similar. En Jerez y Granada ya se cuenta con regulación y en Málaga está en proceso. No obstante, desde este colectivo temen que no se tome una medida rápida y las actuaciones del verano puedan perderse.
Y mientras esperan una solución que no certifique la muerte de la música en vivo en la ciudad, ya se han realizado varios conciertos en la calle para reivindicar una solución «justa» que permita compatibilizar descanso y el trabajo profesional. «Hasta el de la cabra puede tocar sin que nadie le diga nada», se queja uno de los músicos, que reconoce que otras actuaciones de músicos callejeros dan ambiente durante el día a la ciudad. No obstante, aplicando la norma, también serían ilegales.
Jose Bazán
Es curioso, ofensivo e insultante que mientras a los músicos, a la cultura, a la libertad y a nuestras raices se les persigue y castiga y se les trata de ilegales; a los coches con bacalao (y otras (músicas?)) a tope; que repiquetean hasta los cristales de las casas impidiendo el sueño y el estar se les haga caso cero, pasando los coches policiales despacito, despacito pero no paran, ni hacen nada.