Opinión

El poder del funcionario (Manuel García)

Cuando iniciamos  negocios o temas con propósito,  no tenemos mas remedio que someternos a los trámites que exige el guión,  nos adentramos en lo que coloquialmente  se llama el papeleo y académicamente se denomina burocracia o gobierno de las oficinas.  Mírese por donde se mire la burocracia es uno de los capítulos más onerosos de la administración de un estado, no solo en lo que se refiere a las retribuciones de los burócratas de escritorio, pupitre o ventanilla  encargados de operar las estructuras  del estado y las instituciones, sino también a esos otros, los miles y miles que supuestamente se contratan para darnos servicios sociales, como educación, salud, seguridad, orden, etc.,  y  no cumplen con imparcialidad su encomienda o trabajo y  utilizan mucho  del poder que les da la ventanilla  para sus antojos. Los peores son los llamados de sillón, supuestamente gente con muchas atribuciones y hacen por consiguiente mucho daño porque ponen su sillón a uso y servicio de  persona según antojo  y oportunidad, para muestra un botón: Los ERE en Andalucía.

La burocracia es un subproducto de una estructura administrativa  que  deriva de lo que debiera ser,  puramente una administración de  los recursos y administración del Estado a una influencia excesiva del funcionarizado en los asuntos públicos.

Cómo es posible que la judicatura se valga de la fiscalía para imputar y condenar,   y en estos días estamos viendo como la fiscalía va a recurrir la imputación que ha hecho un juez  a la infanta.  ¿Qué criterios jurídicos se utilizan como lectura de unos hechos? ¿Qué regla y juicio se utiliza para la lectura e interpretación de las leyes?.    En la acepción coloquial,  todo el mundo conoce a la burocracia como el papeleo, más bien llamado así por sus connotaciones de impersonalidad, rigidez y formalidades superfluas a las que estamos sometidos.  Por antonomasia se llama burocracia también a la influencia excesiva de los funcionarios en los asuntos públicos y para rematar como última acepción, al conjunto de los vasallos  públicos se les llama igualmente burocracia. He dicho vasallo por ser sinónimo de servidor pero con connotaciones de sometimiento al que lo ha colocado.

Como conclusión si un servidor público está puesto por el partido, resulta que desde  cualquier sitio, mesa o  ventanilla  que te atienda te estará escaneando con la mirada del partido a la velocidad de la luz que es la de la mirada, disparándose dentro de él un mecanismo reflexivo que te puede sentenciar de inmediato.   Hay un proverbio árabe que dice que quien no entienda una mirada, tampoco entenderá una larga explicación.

La interpretación  es una concepción y una manera de ordenar o expresar de un modo personal la realidad, no lo digo yo, lo dice el diccionario.  Cuando lo que se pretende es ordenar todo este embrollo  con la ley en la mano, sea del rango que sea, todo dependerá de la mano de quien esté el código correspondiente, o sea de la interpretación personal que le dé el intérprete.  Cuando se oye decir que un alto tribunal, sea del rango que sea ha dictado una sentencia en la que hay nueve  magistrados, cuatro  han votado  que no  y cinco  han dicho que sí y en el momento de votar a uno de los cinco que  han dicho que sí,  que  además tenía mucha duda,  le pasó una mosca y dijo que si o tuvo un arrebato, impulso o pronto que le hizo decidirse, implica claramente que  la sentencia, la decidió la mosca.  Esto acarrea que hay muchos culpables en la calle y muchos, lo peor, inocentes en la cárcel, amén de otras muchísimas irregularidades que atentan contra los derechos de los ciudadanos,  pisados por la propia norma supuestamente puesta en manos de quien no debiera.


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