Ni por tren, ni por carretera, ni mucho menos por aire. Ninguna de las opciones de comunicación con Ronda y la Serranía son medianamente dignas y propias de una ciudad y una comarca que aparece en la boca de muchos responsables políticos por su importancia política. Mucho hablar y no hacer nada. Ese parece ser el dogma que reina en Sevilla y Madrid con respecto a la Serranía, cada uno con su parte alícuota de responsabilidad. Eso sí, está claro que la Junta de Andalucía y sus responsables tienen mucha más culpa de esta situación que es muy parecida a la que se puede vivir en países de otros puntos del planeta, y no del llamado mundo desarrollado.
En Sevilla y en Madrid llevan décadas mirando a otro lado, presentando proyectos fantasmas a las puertas de las elecciones en un claro engaño a los vecinos de la zona, en lo que podría calificarse como un incumplimiento del programa electoral, un argumento muy de moda en los últimos tiempos, y por lo que los rondeños estaríamos cargados de razones para pedir que dimitiese hasta el apuntador.
Y mientras la palabrería reina en el asuntos de las comunicaciones, el PA lanza la idea de creación una plataforma, idea que no es nueva y que ya intentó IU (ahora en el gobierno de la Junta), y que podría ser buena si los vecinos dejamos de quejarnos en los bares y hacemos caso, por una vez, a esos llamamientos para rebelarnos. Mientras tanto, toca seguir yendo a Málaga por una especie de camino de cabras, llamada carretera, a la costa con el mareo en el cuerpo, y echarse a dormir en el tren por el tiempo que tarda en llegar a casi cualquier sitio.
