La Delegación de Personal es una de las más complicadas en estos momentos. ¿Cree que le ha tocado bailar con la más fea?
Bueno, con la más fea no, pero es verdad que hay delegaciones que son más comprometidas. No solo la de Personal, sino también la de Economía y Hacienda, por ejemplo. Gestionar las necesidades del Ayuntamiento con unos recursos por debajo de lo mínimo imprescindible es algo muy difícil, y lo mismo ocurre con el área de Personal. Es una delegación muy poco apetecible en esta época, porque desgraciadamente todo se centra en hacer los ajustes necesarios para que todo funcione.
¿Cómo han recibido su nombramiento como delegado de Personal entre los funcionarios?
Yo partía de una primera negociación que arrancó con la anterior delegada, María del Carmen Martínez. Así que retomé esas conversaciones y ahora estamos negociando aquello en lo que el Gobierno central ha dejado más margen de maniobra. Pero en comparación con el margen que había anteriormente es un margen muy corto. Así que lo que está sobre la mesa es un reglamento que propusieron los sindicatos para que quedaran recogidos todos los aspectos relacionados que afectan a su relación laboral, aunque solo se pueden negociar
“Las conversaciones con los funcionarios van por buen camino en lo poco que se puede negociar”
algunas cosas. Empezamos aplicando un decreto del Gobierno que obligaba entre otras medidas al cumplimiento estricto de 1.746 horas al año, o 1.646 según la última normativa, que hay que justificarlas. Pero debido a los convenios colectivos que se habían firmado en años anteriores no se estaban aplicando, así que tuvimos que suspender algunas cláusulas. Por ejemplo, había 15 minutos de cortesía a la entrada y 15 a la salida, y esos beneficios los hemos tenido que eliminar, porque eso al año supone un número de horas imposible de acreditar.
De hecho por ese motivo su entrada no fue todo lo buena que cabría desear.
Es que nada más entrar, en la primera junta de Personal que tuve, que fue un jueves o un viernes, anuncié que el lunes iba a dictar una circular en esos términos. Así que no esperaba que fuera una medida bien acogida. Pero hay que decir que en las siguientes sesiones de la junta he podido comprobar la buena voluntad de los representantes sindicales. Y en lo poco que se puede negociar, creo que las conversaciones van por buen camino y en un tono distendido.
Hay quien ve a los funcionarios como unos privilegiados y otros como los principales damnificados de esta situación. ¿Cómo maneja usted esta doble perspectiva?
Lo malo es que todos tienen razón. La posición de un funcionario se puede considerar de privilegiada, porque cuentan con un blindaje que no tienen el resto de trabajadores. Pero también es cierto que en la época de vacas gordas han disfrutado de unas condiciones que ahora están perdiendo. Así que su razonamiento también es comprensible. Yo no tengo absolutamente nada en contra de los funcionarios, de hecho mis padres eran funcionarios y mi mujer también lo es. Y la mayoría de ellos tienen una entrega por encima de lo exigible. Así que no parto de ningún prejuicio hacia ellos.
¿Qué capacidad de maniobra tiene usted con la actual situación del Ayuntamiento?
Pues por ejemplo, por ley tenemos prohibido ofertar puestos de trabajo. Uno de los grandes problemas del Ayuntamiento es que cuenta con un personal adaptado a tiempos de mayor estabilidad. Así que hay que ajustarse al dinero que hay si no queremos tomar medidas más traumáticas.
¿Eso puede afectar a la calidad del servicio que se presta al ciudadano?
La crisis provoca que sea cada vez más difícil mantener la misma maquinaria. Pero esa misma crisis también provoca que haya una menor demanda de determinados servicios. Por ejemplo, en el caso de Urbanismo. Las peticiones de licencias de obras no son las que había
“Tenemos prohibido por ley ofertar nuevos puestos de trabajo en el Ayuntamiento”
antes, y lo mismo ocurre en rentas o en cualquier actividad. Y en cambio hay otros departamentos que les ocurre lo contrario, como los Servicios Sociales. Por lo tanto, no creo que el hecho de que no haya contrataciones afecte negativamente al servicio, en absoluto. Además estamos hablando de muy pocos puestos en relación al total de trabajadores.
¿Puede haber algún despido?
Ahora eso no está en la cabeza de nadie. Es más, esperamos que la situación vaya a mejor, porque todos los datos apuntan a que pasado el verano la economía repunte un poco.
¿Tenemos unos buenos funcionarios en el Ayuntamiento?
Yo creo que sí. No quiero personalizar, pero a diario trabajo con algunos de ellos y son trabajadores con un excelente nivel. Así que creo que el Ayuntamiento de Ronda está en buenas manos.
¿Cómo afectaría la reforma de la administración local que estudia el Gobierno al Ayuntamiento de Ronda?
Estamos en el umbral de entre 20.000 y 35.000 habitantes, así que parece sí nos afectará, pero no demasiado. Porque la alcaldesa sigue cobrando bastante menos que el tope que marca la ley y el número máximo de dedicaciones exclusivas, que se ha fijado en once, también está muy por debajo, igual que los cargos de confianza. Esto demuestra una vez más que las medidas de ahorro que llevamos a cabo en su día fueron más que reales. Tanto es así que en todos los ayuntamientos de España se va a ahorrar un 80% pero a nosotros no nos afecta ni en un céntimo, porque estamos por muy por debajo de los límites. Y créame
“La mayoría de los funcionarios tienen una entrega por encima de lo exigible”
cuando le digo que el esfuerzo personal que estamos haciendo es muy importante. En mi caso, tengo que echar muchas horas para compatibilizar mi profesión con mis delegaciones. Se puede hablar de lo que cobramos, como hizo un periódico local cuando publicó una tabla con los datos, pero es que también se puede hablar de la comparación con el anterior equipo de gobierno, y ahí es donde se ve el ahorro, que es de la mitad. Pienso en gente como Daniel Harillo, Bernardo Crespo, Jesús Vázquez o en mí mismo y es algo escandaloso. Porque mi antecesor en Seguridad Ciudadana cobraba más de 30.000 euros y la delegada de Educación también tenía dedicación exclusiva y cobraba más o menos lo mismo, mientras que yo apenas llegaba a los 19.000 euros por las dos delegaciones. Estamos hablando de una tercera parte, imagínese, y ahí es donde se ahorra. Y eso se suple con mucho esfuerzo personal y muchas horas. Yo salgo ahora de mi despacho a horas que no salía cuando no era delegado.