La hay, aunque resulta desesperanzador oir las declaraciones de los Sentados que se posicionan sobre el nefasto PGOU contra el que los rondeños hemos presentados innúmeras y fundamentadas alegaciones.
Las declaraciones – a juego con su actuación – del Bisentado ya ha quedado clarísimo que son infumables, y no por el humo contaminante sino porque el tabaco que gasta es de cemento armado. Ha demostrado que su espíritu democrático está a la altura del de Mao o del de Fidel. Es decir, es un digno practicante de la democrática Dictadura.
Pero las últimas, realizadas por el ocupante del Sillón Medioambiental, son demoledoras. Este Sentado tenía un aura de luchador por el medioambiente digna de aplauso y sus actuaciones hasta el momento no habían desmerecido esa impresión, pero al igual que reza el refrán que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición, parece que once ocupantes del Sillón, (también pueden ser doce), en la misma plenaria habitación olvidan pronto al pueblo para, asumiendo su nueva alta situación, actuar a golpe de invención, olvidar a su población y beneficiar al amigo trincón.
Y es que afirmar, como ha hecho, que no tendría el más mínimo reparo en aprobar ese atentado patrimonial y ambiental del Hipermegasupercentro comercial, disfrazado de aparcamiento y centro de visitantes en las faldas de El Castillo, (idea vital del PGOU), que refrenda las delictivas claúsulas consensuadas por el equipo de gobierno y firmadas por la Alcaldesa en un Convenio pensado, desarrollado y promocionado con el único fin de beneficiar a unos particulares y a sus aledaños comisionistas, no puede sino calificarse como ABERRANTE. Aberración mayor al ser pronunciada por unos labios que siempre hablaron con contundencia de la defensa del Medioambiente.
Me ha resultado decepcionante leer esas declaraciones, pero en el fondo confirman un radical cambio de trayectoria ya intuible en el proyecto de protección de la Cornisa del Tajo que, ladinamente, dejaba determinados trozos fuera de esa protección.
Queda, lamentablemente de nuevo, en evidencia que las convicciones democráticas y la defensa de determinados valores de quienes se presentan a elecciones duran el tiempo de apoltronarse en el Sillón. Como referencia voy a copiar un trocito del primer articulillo apasionado, Altura, que escribí en este medio hace ahora un año y un mes deseando que no se repitiera. ¡Iluso!:
En Ronda hay poco más de un metro y medio entre el Salón de Plenos y la Plaza de la Ciudad. Utilizando otro patrón de medida: solo diez escalones separan a nuestros ediles del común de los rondeños. Una distancia pequeña pero capaz de transformar rotundamente a quien alcanza el Sillón. Al menos eso ha ocurrido repetidamente desde que supuestamente vivimos en democracia, en casi todas las legislaturas.
Muy doloroso me resulta confirmar que vuelve a suceder en la presente legislatura. No obstante hay soluciones para resolver el estacionamiento, el tráfico, la recepción correcta de visitantes, la potenciación de la economía rondeña y lo que haga falta. Pero para encontrarlas y sacarlas adelante es imprescindible tener Principios, como los siguientes: la defensa del Patrimonio y el Medioambiente rondeños; la prevalencia de los derechos de la ciudadanía frente a los privilegios de unos pocos; la honradez, la transparencia, la participación y la humildad en el gobierno de la ciudad. Y además contar con sensibilidad e imaginación, cualidades muy raras en la esfera política. ¿Lo conseguiremos?