La crisis está en todas partes, hasta los más reticentes no paran de hablar de ella. Ya comentamos una vez el cartel puesto en un taller de Triana que rezaba “Prohibido hablar de la cosa” y la cosa no es otra que la crisis, todo el mundo dice lo mismo “no veas cómo está la cosa” y yo, pues que le voy a hacer, si no se hablar de otra que no sea la crisis.
Ha llegado el tema hasta el punto que los recortes afectan a casi todo, la propia Merckel, Doña Ángela, ha sufrido en sus carnes la crisis. Estuvo el otro día de viaje a otro de sus virreinatos, Grecia, y se presentó con la misma chaqueta con la que había asistido al partido de fútbol que enfrentó a los germanos con los helenos en la Eurocopa con victoria, como no podía ser de otro modo, de los alemanes. Después de echarlos del campeonato de fútbol muchos creen que se había puesto la chaqueta de echar y ahora lo iba a largar del euro, aunque para eso quizá no necesiten ayuda ni los griegos ni los portugueses ni los españoles, ya ellos se apañan solos. Al final el episodio de la chaqueta de la presidenta omnipresente es un tema de recortes también, porque si no como se explica que no cayera en la cuenta que ya se la había colocado para el famoso partido, además siendo color pistacho, o quizá lo que le hayan quitado haya sido el espejo, aunque esto debe haber sido hace tiempo, de otra manera no se explica los modelitos que se pone la mujer más poderosa del mundo.
Por estos lares, aparte de la crisis, hablamos de lo ocurrido en el Tajo de Ronda, no hablo de lo que ha dado de sí la presentación del nuevo logo presentado por turismo y realizado por la empresa “Kukuxumusu” sino de la presencia en las piedras del Tajo de una cara parecida a una persona. Se habían planteado la posibilidad de llamar a Iker Jiménez, el de Cuarto Milenio, para esclarecer lo ocurrido, pero se ha desestimado, al final van a llamar a un geólogo, un psiquiatra o un psicólogo, porque la cosa está clara y ha quedado demostrado en la imagen aparecida. Estamos en crisis, no tenemos dinero para nada y nos comemos hasta las piedras.