Jesús Manuel ha acaparado la actualidad informativa con su curiosa manera de protesta al realizar más de 575 kms. para entregar una carta en el Congreso de los Diputados solicitando un puesto de trabajo digno.
¿Cómo surgió la idea?
La idea surgió cuando vi que llevaba ya demasiado tiempo desempleado. No paraba de darle vueltas a la cabeza para ver qué solución podría darle a la situación en la que estamos yo y tantos españoles. Y se me ocurrió hacer este viaje desde Ronda a Madrid con el propósito no solo de conseguir un trabajo, que era mi principal objetivo, sino que también durante el recorrido me escuchara media España.
¿Cuál fue la reacción de su mujer cuando le explicó la idea?
Es gracioso, porque cuando tomé la decisión llevaba dos o tres noches sin dormir y cuando se lo dije a mi mujer estuvo otros dos otres días sin hablarme.
¿Ha contado con la colaboración de alguien para organizar el viaje?
He contado sobre todo con la ayuda de un amigo de la Iglesia Evangélica de Ronda, Ezequiel, que fue quien se puso en contacto con los ayuntamientos para pedirles alojamiento y alimentación.
¿Qué llevabas en la mochila?
Lo imprescindible. Dos mudas, un saco de dormir y una tienda de campaña, aunque estas dos cosas las fui dejando por el camino y acabé solo con la ropa. Perdí mucha fuerza por una gastroenteritis que sufrí y ahí ya me dije que tenía que llegar a Madrid como fuera, y la única forma era soltar peso. Y además llevaba algo de dinero, unos 50 euros, a lo que hay que sumar la ayuda que la gente me fue dando por el camino.
¿Cómo fue su evolución anímica y física a lo largo del recorrido?
Gracias a Dios salí muy fuerte, porque si no, no sé si lo hubiera logrado. Durante la primera semana y media no descansé todo lo que hubiera querido, porque llegaba tarde a los diferentes pueblos y luego me costaba mucho dormir y me tenía que levantar temprano para seguir, muchas veces sobre las seis de la mañana. Pero luego me fui adaptando y fui haciendo las cosas con otra inteligencia. Me tuve que ir adaptando para poder llegar a Madrid.
Además se encontró con algunos imprevistos, como que algunas carreteras habían cambiado y eran más kilómetros de los previstos. ¿Eso le minó la moral?
Sí, los kilómetros previstos fueron cambiando pero nunca a mi favor. Siempre me tocaba hacer más kilómetros de la cuenta, y no ni uno ni dos, sino hasta cuatro o cinco algunas veces.
¿Fue un gran enemigo el calor?
Eso también tuvo gracia, porque salí de Andalucía cuando mejoraba el tiempo pero me metí en Castilla La Mancha y allí me pilló una alerta naranja en Ciudad Real y en Toledo. Y ahora que he vuelto aquí y puedo descansar, llega otra ola de calor. Parece que soy yo el que arrastra a las altas temperaturas (risas).
¿Ha notado la solidaridad de la gente durante estos más de 500 kilómetros?
Sí, la verdad es que la gente se identifica mucho contigo. Incluso mucha gente trabajadora, que te conocía y se paraba por el camino para darte las gracias y decirte que estaban contigo. Es que hay que tener en cuenta que hay mucha gente en paro en España y todos nos identificamos mucho. Y ejemplos hay muchos, como una vez que se paró un coche y un chaval se bajó para darme una botella de agua fresca sin haber hablado ni siquiera antes con él. Además eso fue en un lugar especialmente duro, porque no había ni gasolineras ni ventas por los alrededores. Esas cosas se agradecen mucho.
¿Y en el otro extremo, se ha encontrado a alguien que le haya mostrado su rechazo?
Hay un pueblo, que no voy a nombrarlo, que me llamaron desde el Ayuntamiento diciendo que no tenían alojamiento y no me podían ayudar, pero que me podían pagar un billete de autobús para llevarme a otro sitio y darme un bocadillo. Yo respondí que no estaban comprendiendo la situación, que yo ya tenía el camino trazado y tenía que pasar por allí y pararme a descansar. Y aún me insistieron una y otra vez, así que acabé por pensar que todo era para que no me quedara allí, por el motivo que fuera. Pero al final me quedé allí y todo quedó en una anécdota.
¿Dónde durmió esa noche?
Pude dormir en una pensión gracias a los donativos que me fue dando la gente y que fui guardando para días así, porque tenía que prever que podía pasar algo así.
A las penurias del camino también hay que añadir el interés de los medios de comunicación, que muchas veces no le dejaban ni descansar.
Bueno, ha habido algunos medios que se han molestado porque me pillaron descansado y tuve que apagar el teléfono. Lo siento mucho por ellos, porque a veces querían que entrara en directo en sus programas, pero es que muchas veces no podía hablar en ese momento o ya me había comprometido con otro medio.
La gastroenteritis que sufrió le afectó mucho.
La verdad es que hubo un momento en que hasta mi mujer me dijo que no tomara una decisión antes de tiempo, porque ella me conoce y sabe que cuando tomo una decisión la llevo hasta el final, y no quería que me volviera a Ronda. Así que me dijo que me recuperara durante el tiempo que hiciera falta y luego habláramos para ver si seguía o no. Pero al día siguiente ya estuve recuperado y decidí seguir adelante. Fue un milagro recuperarme tan pronto, porque me recogieron cuando estaba tirado en un césped y me tuvieron que llevar al hospital corriendo, porque además de la gastroenteritis también me afectó la acumulación de cansancio. Me llevaron al hospital de Ciudad Real y tengo que decir que no tuve que esperar para que me atendieran y hacerme las pruebas.
Pero a la vez que se resentían las fuerzas me imagino que los ánimos iban creciendo a medida que se iba acercando a Madrid.
Sí, cuando te vas acercando ya ni se te ocurre volver atrás, solo miras adelante. Pero ahí tuve un problema, porque me dijeron que era muy difícil que pudiera entrar al Congreso de los Diputados, porque ocurrió algo antes de que yo llegara y había muchos controles. Así que me dijeron que iba a tener casi imposible entregar la carta siendo una sola persona. De forma que por un lado estaba contento porque estaba llegando a mi destino y por otro me encontré con que quizá no podría entregar la carta, aunque afortunadamente al final todo se solucionó.
¿Cómo fue el momento de llegar a Madrid?
Llegué el lunes día 6 y allí no tenía nada. Hubo gente que se ofreció para tratar de buscarme algún contacto para entregar la carta pero al final no pudo ser. Todo se torcía y en todos los sitios me decían que no iba a poder dejar la carta. Pero yo ya estaba allí y al menos tenía que llegar al Congreso. Y si no podía entregarla ya tenía otros planes para ir a otros sitios.
Es curioso porque después de todo el camino andando llegó en coche al Congreso.
Fue porque tenía billete para volver en tren a las cinco de la tarde y llegando a Madrid, a las dos, vi que no me iba a dar tiempo a llegar al Congreso, porque además me encontré con que no podía andar por la carretera que tenía previsto porque no había arcén. Al principio fui caminando como pude, cruzando la carretera comarcal y saltando de un sitio a otro, pero decidí no hacer más el loco porque era muy peligroso. Así que llamé a una persona de Parla que conocía para que me dejara en Madrid, aunque ya me quiso dejar en el mismo Congreso. Y aquí ocurrió otra anécdota, porque la policía me estaba esperando porque ya estaban avisados y al verme llegar en coche me dijeron “¿pero tú no venías andando?”.
¿Cómo entregó la carta al final?
La entregué por medio de un registro de entrada, dirigida al presidente del Congreso y a los portavoces de todos los grupos parlamentarios. Y luego me recibió Antonio Hernando, diputado del PSOE, y él también leyó una carta. Y ahora a ver qué pasa, solo queda esperar una respuesta.
Su historia es un ejemplo de cómo reivindicar un derecho de forma pacífica.
Bueno, eso creo, y eso mismo me dijo Antonio Hernando. Yo soy una persona pacífica y esto demuestra que se pueden hacer cosas sin formar jaleos ni robar en ningún sitio. A lo mejor es más fácil llamar la atención haciendo daño pero yo quería demostrar que no hace falta.
¿Ha llegado ya alguna oferta de trabajo?
Sólo ha habido conversaciones con algunas personas, y de momento estoy a la espera. Me han dicho que están intentando conseguir algo, pero de momento no hay nada más. De todas formas todavía tengo esperanzas en que la carta sirva para algo, porque me dijeron que por ley tengo que obtener una respuesta. Lo que pasa es que hay muchos políticos que están ahora de vacaciones.
¿Ahora que todo ha terminado cree que ha merecido la pena?
A ver, salí con el objetivo de encontrar trabajo y después de recorrer más de 500 kilómetros todavía no lo he hecho. Así que sigo en la misma situación de antes. Pero creo que sí merece la pena, porque al menos se ha oído la historia. Mucha gente me ha dado ánimos y me ha ayudado en los momentos difíciles. No sólo he dormido en albergues, también he dormido en casas de vecinos sin conocerlos. Eso te hace ver que pese a la difícil situación que estamos viviendo hay gente dispuesta a ayudarte.
¿Qué sintió al volver a casa y reencontrarse con su familia?
Yo llegué en tren a Antequera y ahí me recogió mi familia y un amigo. Estaban muy contentos y muy orgullosos, sobre todo mi mujer y mis hijos, después de ver que un padre lo da todo por ellos. Siempre nos esforzamos en dar una educación a nuestros hijos y esto es parte de esa educación. Creo que mis hijos están orgullosos de mi, porque aunque no tengo trabajo lo estoy dando todo por conseguirlo.