Esta edición de la Feria y Fiestas de Pedro Romero no se recordará por ser una de las más brillantes de la historia. Al igual que tampoco lo fue la pasada. Pero es lo que toca. Los tiempos que corren hacen que el presupuesto destinado a los festejos de hace unos años se vean a niveles estratosféricos si los comparamos con los alrededor de 100.000 euros que costarán este año. Así que toca tirar de ingenio y hacer encaje de bolillos, como afirma el delegado de Fiestas, Vicente Becerra, en la entrevista que ha concedido esta semana a La Voz de Ronda.
Sin embargo, estos recortes no deben ser óbice para que los rondeños disfruten de una fiesta que, pese a la crisis, sigue siendo suya, y eso es algo que ninguna deuda municipal, ningún rescate bancario ni ninguna prima de riesgo les puede quitar. O, para ser más justos, de los rondeños y también de los miles de visitantes que cada año llegan a la ciudad atraídos por una fama ganada a lo largo de muchos años y que no puede perderse de un día para otro. Y es que no hace falta un gran desembolso económico ni grandes alardes para pasar un buen rato entre amigos y familiares en el Real o en el centro. Los tiempos de los grandes derroches pasaron y ahora no queda sino adaptarnos.
Aún queda más de un mes para el comienzo oficial de la feria, pero Ronda ya respira su feria. Solo queda esperar que los malabarismos hechos por los representantes municipales den buen resultado y que los rondeños respondan con comprensión y civismo, algo que, sin duda, sabrán hacer.